domingo, 16 de julio de 2017

COMUNITAS MATUTINA 16 DE JULIO DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO

Incluso la creación espera ansiosa y desea vivamente el momento en que se revele nuestra condición de hijos de Dios”
(Romanos 8: 19)

Lecturas:
  1. Isaìas 55: 10-11
  2. Salmo 64
  3. Romanos 8: 18-23
  4. Mateo 13: 1-23
La comunicación que Dios hace de sì mismo – su Palabra – siempre contiene la intención de hacer partìcipe al ser humano y a toda la creación de esa vitalidad esencial. El tèrmino hebreo del texto original es DABAR, expresión que significa palabra dinámica, palabra creadora. Una reflexión y apropiación comprometida de tal realidad es lo que pretenden los textos que la Iglesia nos propone para hoy, conscientes de que una oferta así supone la aceptación o rechazo por parte de la libertad humana.
Buena introducción al asunto, clave para nuestra vida de creyentes, nos la ofrece el texto del profeta Isaìas, perteneciente a lo que los estudiosos llaman el tercer Isaìas, cuyos contenidos dominantes son de esperanza y consolaciòn: “Del mismo modo que descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allà de vacío, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dè simiente al sembrador y produzca pan para comer, asì será la palabra de mi boca: no tornarà a mì de vacío, pues realizarà lo que me he propuesto y será eficaz en lo que le mande” (Isaìas 55: 10-11).
La palabra de Yahvè es semejante a la responsabilidad del mensajero que no vuelve sino hasta el cumplimiento cabal de la misión encomendada, esta es la de saturar de vida teologal al ser humano, de llenarlo de sentido a partir de la experiencia de Dios en su historia concreta.
Cabe recordar que esta tercera parte de Isaìas està alentada por la esperanza en la restauración de Israel, de la que ya se empiezan a ver señales concretas que dan pie y firmeza a esta expectativa. El profeta no està haciendo alusiones retòricas, èl es testigo fiel del acontecer salvador y liberador de Dios en las realidades de los israelitas de aquellos tiempos, El inspira sus contenidos de fecundidad, de vida, de las mejores razones para reencantar la historia de sus contemporáneos y paisanos.
Asì se nos prepara el terreno para la clásica y muy conocida parábola del sembrador, que propone el evangelio de este domingo. Es todo el capìtulo 13 de Mateo que nos ocuparà este y los dos domingos venideros, con varias parábolas que responden a las siguientes inquietudes de esa comunidad de primeros cristianos provenientes del judaísmo:
  • Por què no aceptan todos el mensaje de Jesùs (parábola del sembrador)
  • Què actitud debemos adoptar con los que rechazan el mensaje? (El trigo y la cizaña)
  • Tiene futuro este mensaje aceptado por tan pocas personas? (El trigo y la cizaña)
  • Vale la pena comprometerse con este mensaje? (El tesoro y la piedra preciosa)
  • Què ocurrirà a los que aceptan el mensaje pero no viven de acuerdo con los ideales del reino de Dios y su justicia? (la red y la pesca)
Mateo y su comunidad, responsables de este evangelio, reflejan la preocupación que les suscitaba la hostilidad e indiferencia a la Buena Noticia de Jesùs, esto era parte esencial de lo que vivían y sentían hacia el año 80 de la era cristiana. Conocer estas inquietudes, ya formuladas en los interrogantes referidos, nos ayuda a captar el mensaje de este conjunto de parábolas.
En coherencia con lo anterior, y dado que no hacemos una simple arqueología del texto bíblico, sino una actualización del mismo, explicitando su vigencia para nosotros, estamos llamados a preguntarnos el por qué de nuestras deficiencias, también las de nuestro contexto social y religioso, con respecto a la disposición para acoger la propuesta del Evangelio:
  • Vivimos una simple religiosidad de inercia sociocultural, cómodamente adaptados a ella sin asumir los retos demandantes del seguimiento de Jesús?
  • Nos incomoda la propuesta de justicia y de solidaridad, de reivindicación de los humillados y ofendidos del mundo, porque lesiona nuestros intereses económicos y de prestigio social?
  • Nuestra mentalidad nos instala en un cristianismo ritual-legalista sin conversión del corazón?
  • El afán de lo inmediato no nos permite crear las condiciones de posibilidad para el cultivo del espíritu del reino de Dios y su justicia?
  • Consideramos que tomar a Jesús en serio es una exageración, que lo suyo apenas da para un recuerdo piadoso sin vigencia en la historia de hoy?
  • Estamos habituados a manipular a Dios y a la religión como legitimadores de nuestros intereses de poder, de posicionamiento social, de bienestar económico?
  • En definitiva…. .Jesús nos escandaliza y nos resulta inaceptable aceptar su entrega, su cruz, su opción por los desfavorecidos, su inquebrantable fidelidad a la voluntad del Padre Dios?
Que sean estas cuestiones acicate para estimular una reflexión de fondo acerca de nuestras actitudes y aptitudes ante la invitación que Dios nos hace a través de Jesús y de su Evangelio, haciéndonos conscientes de que la jugada maestra de esto no reside en aumentar las estadísticas del proselitismo cristiano sino de incrementar la calidad de la vivencia evangélica con sus decisivas consecuencias en una mejor humanidad, con sentido radical de trascendencia hacia Dios y hacia el prójimo.
El texto de la parábola, que de entrada a muchos les puede parecer anodino, es una cuestión de fondo para nuestra vida, para los motivos y prioridades que la determinan, sacude nuestros intereses, nos indica que otro mundo – justo, libre, digno – es posible , y que espera de nosotros una respuesta entusiasta y comprometida, siempre rebasando las fronteras del simple cumplimiento religioso. Se trata de implicarnos en la construcción de una nueva humanidad según el modelo de Jesús!
Hagamos un ejercicio de evaluación siguiendo la misma secuencia del relato:
  • Cerrazón radical para el evangelio? “Cuando alguien oye la palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón” (Mateo 13: 19)
  • Entusiasmo inicial y luego inconstancia y evasión del compromiso? “El que fue sembrado en pedregal es el que oye la palabra y de momento la recibe con alegría, pero como no tiene raíz en sí mismo, por ser inconstante, sucumbe en seguida…..” (Mateo 13:20-21)
  • Afecto desordenado por el confort, la riqueza, los privilegios de la sociedad? “El que fue sembrado entre los abrojos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas, sofocan la palabra, que queda sin fruto” (Mateo 13: 22).
La preocupación de Jesús no es la de hacernos un juicio implacable y luego emitir un fallo intransigente y condenatorio, sino la de provocar en nosotros el máximo ejercicio de autenticidad a partir del replanteamiento radical de todo lo que da sentido a nuestros proyectos existenciales, invitándonos a cambiar totalmente el principio y fundamento de lo que somos y hacemos, pasando del individualismo al amor solidario, del narcisismo a la lógica de la projimidad, de la indiferencia confortable a la atención a los pobres y excluídos, donde se darán las condiciones óptimas para apostar nuestra humanidad en pos de la de Jesús: “Y el que fue sembrado en tierra buena es el que oye la palabra y la entiende; este sí que da fruto y produce: uno ciento, otro sesenta, otro treinta” (Mateo 13: 23).
La pedagogía de las parábolas es utilizada por Jesús para descubrir las posibilidades insospechadas de la realidad, favorece entrever la utopía del Reino, facilita que adoptemos la postura del compromiso gozoso con la invitación que él nos hace a seguirlo en su causa.
En el caso que nos ocupa hoy, la fecundidad de la semilla no es cuestión de cantidad , de incremento masivo de los miembros de la Iglesia, de “marketing” religioso, como lo pretenden las neoiglesias de corte fundamentalista, sino de calidad en la lógica humano-evangélica de quienes responden, de asegurarse que quienes se disponen a ser tierra fecunda hallen en el proyecto de Jesús la mejor alternativa para realizar su humanidad, y ya sabemos bien que el gran indicador de esta fecundidad es la projimidad, la vida según el Espíritu, la apropiación del talante de las Bienaventuranzas.
En la segunda lectura de hoy – de la carta a los Romanos - Pablo habla de una gran expectativa de vida que da sentido de plenitud al ser humano, a su historia, a la creación, es el gran terreno que espera ser abonado por la semilla de Dios: “Pues sabemos que la creación entera viene gimiendo hasta el presente y sufriendo dolores de parto. También nosotros mismos, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior anhelando la liberación de nuestro cuerpo. Porque nuestra salvación está relacionada con la esperanza” (Romanos 8: 22-24).
Es el futuro fértil de Dios en nosotros! El, que nos hace hijos y hermanos, que nos invita a disponer los bienes de la creación para beneficio de todos, que hace de nuestra condición humana una dignísima sacramentalidad de su amor, que está incondicionalmente comprometido con nuestra felicidad, que en Jesús ha depositado la semilla más promisoria para que todo en la historia sea definitivamente humano, definitivamente divino!

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