“Incluso
la creación espera ansiosa y desea vivamente el momento en que se
revele nuestra condición de hijos de Dios”
(Romanos
8: 19)
Lecturas:
- Isaìas 55: 10-11
- Salmo 64
- Romanos 8: 18-23
- Mateo 13: 1-23
La
comunicación que Dios hace de sì mismo – su Palabra – siempre
contiene la intención de hacer partìcipe al ser humano y a toda la
creación de esa vitalidad esencial. El tèrmino hebreo del texto
original es DABAR, expresión que significa palabra dinámica,
palabra creadora. Una reflexión y apropiación comprometida de tal
realidad es lo que pretenden los textos que la Iglesia nos propone
para hoy, conscientes de que una oferta así supone la aceptación
o rechazo por parte de la libertad humana.
Buena
introducción al asunto, clave para nuestra vida de creyentes, nos la
ofrece el texto del profeta Isaìas, perteneciente a lo que los
estudiosos llaman el tercer Isaìas, cuyos contenidos dominantes son
de esperanza y consolaciòn:
“Del mismo modo que descienden la lluvia y la nieve de los cielos y
no vuelven allà de vacío, sino que empapan la tierra, la fecundan y
la hacen germinar, para que dè simiente al sembrador y produzca pan
para comer, asì será la palabra de mi boca: no tornarà a mì de
vacío, pues realizarà lo que me he propuesto y será eficaz en lo
que le mande” (Isaìas
55: 10-11).
La
palabra de Yahvè es semejante a la responsabilidad del mensajero que
no vuelve sino hasta el cumplimiento cabal de la misión encomendada,
esta es la de saturar de vida teologal al ser humano, de llenarlo de
sentido a partir de la experiencia de Dios en su historia concreta.
Cabe
recordar que esta tercera parte de Isaìas està alentada por la
esperanza en la restauración de Israel, de la que ya se empiezan a
ver señales concretas que dan pie y firmeza a esta expectativa. El
profeta no està haciendo alusiones retòricas, èl es testigo fiel
del acontecer salvador y liberador de Dios en las realidades de los
israelitas de aquellos tiempos, El inspira sus contenidos de
fecundidad, de vida, de las mejores razones para reencantar la
historia de sus contemporáneos y paisanos.
Asì
se nos prepara el terreno para la clásica y muy conocida parábola
del sembrador, que propone el evangelio de este domingo. Es todo el
capìtulo 13 de Mateo que nos ocuparà este y los dos domingos
venideros, con varias parábolas que responden a las siguientes
inquietudes de esa comunidad de primeros cristianos provenientes del
judaísmo:
- Por què no aceptan todos el mensaje de Jesùs (parábola del sembrador)
- Què actitud debemos adoptar con los que rechazan el mensaje? (El trigo y la cizaña)
- Tiene futuro este mensaje aceptado por tan pocas personas? (El trigo y la cizaña)
- Vale la pena comprometerse con este mensaje? (El tesoro y la piedra preciosa)
- Què ocurrirà a los que aceptan el mensaje pero no viven de acuerdo con los ideales del reino de Dios y su justicia? (la red y la pesca)
Mateo
y su comunidad, responsables de este evangelio, reflejan la
preocupación que les suscitaba la hostilidad e indiferencia a la
Buena Noticia de Jesùs, esto era parte esencial de lo que vivían
y sentían hacia el año 80 de la era cristiana. Conocer estas
inquietudes, ya formuladas en los interrogantes referidos, nos ayuda
a captar el mensaje de este conjunto de parábolas.
En
coherencia con lo anterior, y dado que no hacemos una simple
arqueología del texto bíblico, sino una actualización del mismo,
explicitando su vigencia para nosotros, estamos llamados a
preguntarnos el por qué de nuestras deficiencias, también las de
nuestro contexto social y religioso, con respecto a la disposición
para acoger la propuesta del Evangelio:
- Vivimos una simple religiosidad de inercia sociocultural, cómodamente adaptados a ella sin asumir los retos demandantes del seguimiento de Jesús?
- Nos incomoda la propuesta de justicia y de solidaridad, de reivindicación de los humillados y ofendidos del mundo, porque lesiona nuestros intereses económicos y de prestigio social?
- Nuestra mentalidad nos instala en un cristianismo ritual-legalista sin conversión del corazón?
- El afán de lo inmediato no nos permite crear las condiciones de posibilidad para el cultivo del espíritu del reino de Dios y su justicia?
- Consideramos que tomar a Jesús en serio es una exageración, que lo suyo apenas da para un recuerdo piadoso sin vigencia en la historia de hoy?
- Estamos habituados a manipular a Dios y a la religión como legitimadores de nuestros intereses de poder, de posicionamiento social, de bienestar económico?
- En definitiva…. .Jesús nos escandaliza y nos resulta inaceptable aceptar su entrega, su cruz, su opción por los desfavorecidos, su inquebrantable fidelidad a la voluntad del Padre Dios?
Que
sean estas cuestiones acicate para estimular una reflexión de fondo
acerca de nuestras actitudes y aptitudes ante la invitación que Dios
nos hace a través de Jesús y de su Evangelio, haciéndonos
conscientes de que la jugada maestra de esto no reside en aumentar
las estadísticas del proselitismo cristiano sino de incrementar la
calidad de la vivencia evangélica con sus decisivas consecuencias en
una mejor humanidad, con sentido radical de trascendencia hacia Dios
y hacia el prójimo.
El
texto de la parábola, que de entrada a muchos les puede parecer
anodino, es una cuestión de fondo para nuestra vida, para los
motivos y prioridades que la determinan, sacude nuestros intereses,
nos indica que otro mundo – justo, libre, digno – es posible , y
que espera de nosotros una respuesta entusiasta y comprometida,
siempre rebasando las fronteras del simple cumplimiento religioso. Se
trata de implicarnos en la construcción de una nueva humanidad
según el modelo de Jesús!
Hagamos
un ejercicio de evaluación siguiendo la misma secuencia del relato:
- Cerrazón radical para el evangelio? “Cuando alguien oye la palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón” (Mateo 13: 19)
- Entusiasmo inicial y luego inconstancia y evasión del compromiso? “El que fue sembrado en pedregal es el que oye la palabra y de momento la recibe con alegría, pero como no tiene raíz en sí mismo, por ser inconstante, sucumbe en seguida…..” (Mateo 13:20-21)
- Afecto desordenado por el confort, la riqueza, los privilegios de la sociedad? “El que fue sembrado entre los abrojos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas, sofocan la palabra, que queda sin fruto” (Mateo 13: 22).
La
preocupación de Jesús no es la de hacernos un juicio implacable y
luego emitir un fallo intransigente y condenatorio, sino la de
provocar en nosotros el máximo ejercicio de autenticidad a partir
del replanteamiento radical de todo lo que da sentido a nuestros
proyectos existenciales, invitándonos a cambiar totalmente el
principio y fundamento de lo que somos y hacemos, pasando del
individualismo al amor solidario, del narcisismo a la lógica de la
projimidad, de la indiferencia confortable a la atención a los
pobres y excluídos, donde se darán las condiciones óptimas para
apostar nuestra humanidad en pos de la de Jesús: “Y
el que fue sembrado en tierra buena es el que oye la palabra y la
entiende; este sí que da fruto y produce: uno ciento, otro sesenta,
otro treinta”
(Mateo 13: 23).
La
pedagogía de las parábolas es utilizada por Jesús para descubrir
las posibilidades insospechadas de la realidad, favorece entrever la
utopía del Reino, facilita que adoptemos la postura del compromiso
gozoso con la invitación que él nos hace a seguirlo en su causa.
En
el caso que nos ocupa hoy, la fecundidad de la semilla no es cuestión
de cantidad , de incremento masivo de los miembros de la Iglesia, de
“marketing” religioso, como lo pretenden las neoiglesias de corte
fundamentalista, sino de calidad en la lógica humano-evangélica de
quienes responden, de asegurarse que quienes se disponen a ser tierra
fecunda hallen en el proyecto de Jesús la mejor alternativa para
realizar su humanidad, y ya sabemos bien que el gran indicador de
esta fecundidad es la projimidad, la vida según el Espíritu, la
apropiación del talante de las Bienaventuranzas.
En
la segunda lectura de hoy – de la carta a los Romanos - Pablo habla
de una gran expectativa de vida que da sentido de plenitud al ser
humano, a su historia, a la creación, es el gran terreno que
espera ser abonado por la semilla de Dios: “Pues
sabemos que la creación entera viene gimiendo hasta el presente y
sufriendo dolores de parto. También nosotros mismos, que poseemos
las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior anhelando la
liberación de nuestro cuerpo. Porque nuestra salvación está
relacionada con la esperanza”
(Romanos 8: 22-24).
Es
el futuro fértil de Dios en nosotros! El, que nos hace hijos y
hermanos, que nos invita a disponer los bienes de la creación para
beneficio de todos, que hace de nuestra condición humana una
dignísima sacramentalidad de su amor, que está incondicionalmente
comprometido con nuestra felicidad, que en Jesús ha depositado la
semilla más promisoria para que todo en la historia sea
definitivamente humano, definitivamente divino!
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