domingo, 21 de julio de 2019

COMUNITAS MATUTINA 21 DE JULIO 2019 DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C


“Marta, te preocupas y agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola.  Marìa ha elegido la mejor parte que no le será quitada
(Lucas 10: 41 – 42)
Lecturas:
1.   Gènesis 18: 1 – 10
2.   Salmo 14: 2 – 5
3.   Colosenses 1: 24 – 28
4.   Lucas 10: 38 – 42

A Dios lo escuchamos en las realidades de la historia, en la vida concreta de personas y de comunidades, El no  sale del ámbito de la experiencia cotidiana, lo suyo es decirse en lo real, no inventa un espacio diferente, como especie de santuario sagrado, lejano del devenir humano. Nuestro Dios es  cercano, solidario, comprometido, implicado. Este es el gran aporte de la revelación bíblica. Es un Dios ciento por ciento atento a nosotros, a nuestras  expectativas y dramas, a nuestras  plenitudes, a todo lo que nos es propio. Este paradigma es esencial para comprender cabalmente la manifestación del Padre-Madre Dios en el Señor Jesús.[1] El nos escucha!
Es bello y muy expresivo el contenido de la primera lectura, en este sentido de la revelación histórica:
-      Abraham reconoce al Señor: “Señor mío, si te he caído en gracia, no pases de largo cerca de tu servidor”.[2]
-      El Señor es acogido con generosa hospitalidad por Abraham y su familia: “Que traigan un poco de agua, se lavan los pies[3], y se recuestan bajo este árbol”. [4]
-      Yahvé se muestra cercano y familiar con Abraham y los suyos: “Volveré sin falta a ti pasado el tiempo de un embarazo, y para entonces tu mujer Sara tendrá un hijo”.[5]
Dios acoge al ser humano, este lo  acoge a El, es un encuentro de amor y de gratuidad, no   vínculo funcional sino  comunicación de  vida y de sentido definitivos. Así  es la fe genuina , Dios opta por el ser humano, este opta por Aquel, una apasionante reciprocidad que no se queda en  momentos rituales porque es relación constante de salvación y de liberación. El texto de Génesis – primera lectura de hoy - nos presenta un ambiente tranquilo, en el que el único interés es dejar fluír la relación, sin más preocupaciones.
En esa serenidad del acontecer humano y teologal se dan las mejores condiciones de posibilidad para constituír el sentido de la vida en su significado más completo, porque no se trata de “ocasiones religiosas” desvinculadas del resto de la vida,  así como hay ocasiones laborales o económicas o sociales, como un punto más en medio del agobiante “checking list” del ir y venir de los humanos afanados por marcar tarjeta y cumplir agenda. Podemos decir que este encuentro de Yahvé con Abraham y su familia es un elogio de la lentitud, de la gratuita lentitud que facilita el ser profundo y la interioridad.[6] Contemplar con fascinación el misterio de Dios y de la vida, y permanecer allí.
Se trata de escuchar a Dios en las realidades de la historia, de contemplar su misterio salvador en los contextos de nuestra existencia, de cultivar  el sentido sagrado de las creaturas, de la vida, y de comprometernos responsablemente en el cuidado y defensa de la misma.
Segùn la revelación bíblica, la escucha de Dios se practica en la historia, en la experiencia de individuos y comunidades. Desde el  Concilio Vaticano II y de las nuevas orientaciones de la teología y de la pastoral, se acuñò la expresión “signos de los tiempos” para expresar aquellas evidencias màs constantes en las que se perciben las  tendencias  dominantes de la humanidad.
Para señalar un ejemplo elocuente, propio de este continente nuestro,  este tèrmino tuvo  especial carta de ciudadanía en la II Asamblea General de los Obispos de Amèrica Latina, en Medellìn,[7] inaugurada por el Papa Pablo VI, en la que se examinaron con òptica creyente las situaciones de pobreza, injusticia, marginalidad, como desafíos prioritarios para proponer un nuevo modo de pràctica eclesial en estos países tan marcadamente católicos pero tan desconfigurados en su aspecto social, ético y económico.[8]
Una explicación, que se puede asignar a todos los tiempos de la historia, es la del hondo vacío espiritual y humano que afecta a muchos sectores de la sociedad mundial. Consumismo desmedido, cultura del bienestar, afición  desordenada al poder, fundamentalismo político – religioso, intolerancia y desconocimiento de lo diferente, desinterés por los que sufren,  absolutización perversa de algunas pretendidas “verdades”, “fakes news”:  son síntomas de lesiones gravísimas en el corazón humano, carente de interioridad, de sentido de la compasión y de la solidaridad, del respeto por la vida en todas sus formas. No escuchamos a Dios, no escuchamos al ser humano. Estamos aturdidos por la cultura de la velocidad, de la eficiencia y  del consumo. Escuchar a Dios equivale a escuchar lo màs profundo y decisivo de la condición humana.[9] Realismo existencial de marcada lógica encarnatoria.
A propósito de esto: Trump, Putin, Bolsonaro, Maduro, Uribe, Duterte, Ortega,  el Fondo Monetario Internacional, Hollywood, entre otros: escuchan a Dios, a “su” gente, a la vida?[10]
Tan pertinente, en este orden de cosas, lo que nos dice el salmo 14: “Yahvè, quièn vivirà en tu tienda? Quièn habitarà en tu monte santo? El de conducta ìntegra que actùa con rectitud, que es sincero cuando piensa y no calumnia con su lengua; que no daña a conocidos ni agravia a su vecino”. [11] Es el perfil ideal del ser humano, configurado teologalmente, en contravía de la lógica de dominio e irrespeto propia de los arriba mencionados.
El texto de Lucas, la escena tan conocida de Jesùs con las hermanas Marta y Marìa, se ha tomado como argumento evangélico para contraponer la vida activa y la vida contemplativa, dando la prioridad a esta última. Esto es totalmente ajeno a la mente del Maestro.  El relato està enmarcado en el contexto de la subida  a Jerusalèn, que intenta determinar el perfil de aquellos que deseaban seguir a Jesùs, y marca la  intención de còmo El quiere formar a sus discípulos y a todos los interesados en su mensaje.[12] Volvemos con el leit-motiv de este domingo: escuchar, contemplar el misterio, apasionarse por este camino, hacer la pausa existencial para acoger el don de Dios y volver a la realidad con el espíritu alimentado para emprender la misión de liberar y de salvar, en su nombre. Todo esto es prepararse para el reino de Dios y su justicia.
En los primeros siglos de la historia cristiana,  una fuerte tendencia afirmó que la perfección del seguimiento de Jesùs se daba viviendo fuera del mundo, y en contra del mismo.  Surgieron así  los anacoretas y los ermitaños. Fue una manera de protesta profética contra los excesos del poder y del derroche, habituales en el imperio romano y en otros contextos de aquellos tiempos antiguos. Respondieron con ese estilo de vida a algo que no tenía ese mundo imperial. Es importante recordar que eso no se puede constituír en talante de siempre, escuchar a Dios también equivale a buscar el estilo de vida evangélico que tenga la capacidad de ser más relevante en cada momento de la historia, sin sacrificar la identidad fundamental.
 Esta aclaración es de inmenso valor  porque no  faltan los grupos cristianos que entienden, hoy en día, que el camino del evangelio es desentenderse del mundo y de la realidad, meterse en la campana de cristal para no “contaminarse” o entregarse a un activismo desaforado en clave reductiva de carácter social y político.
 Debemos afirmar que, inspirados en el Evangelio,   estamos llamados a insertarnos en la realidad, a tener un compromiso que  se traduzca en una transformación de lo injusto, egoísta y pecaminoso, para que brille el espíritu de projimidad, de vida justa, de bienaventuranza, de acogida de los unos por los otros, de convivencia dentro de un saludable pluralismo, de vida con espíritu, todo esto a partir de una densa experiencia de oración y de discernimiento.[13]
Cuando Jesùs dice, viendo el trajín domèstico de Marta: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. Marìa ha elegido la mejor parte, que no le será quitada[14], quiere  decir que la vida activa, el ejercicio de la misión, el apostolado, el servicio, se alimentan en la màs densa contemplación, escuchar a Dios en el silencio , pero no desprecia  el carácter hospitalario de Marta, estupenda en su sentido de la acogida, tan cercano a los afectos de Jesùs.
No puede haber autèntica contemplación que no se implique en la acción y que no se alimente de esta, ni aquella que alimente toda la misionalidad y acción pastoral, la solidaridad en sus muchas expresiones, las pràcticas para hacer del mundo el mejor lugar para todos. Ni espiritualismo desencarnado,  ni activismo desmedido.
Pablo vive plenamente  esta experiencia de misión y existencia contemplativa, como nos lo comunica en la segunda lectura: “Ahora me alegro de los padecimientos que he soportado por ustedes, y completo en mi cuerpo lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia. De ella he llegado a ser ministro, conforme a la misión que Dios me concedió en favor de ustedes: dar cumplimiento a la palabra de Dios, al misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos[15]
En medio de este mundo,  tan pagado de sì mismo, vanidoso y arrogante, arrodillado indignamente ante el dinero y el poder, despectivo con la vida libre y justa, ignorante de los apremios de tantos hombres y mujeres que reclaman su legìtimo derecho a la dignidad, escuchar a Dios en la densidad del misterio contemplativo es capacitarse para las mejores y màs comprometidas acciones de justicia y  de solidaridad, uniéndonos creyentes y no creyentes,  para significar que ni el oro ni el poder nos llenan, que nuestra vida tiene sed de Dios, que es –  también  sed de humanidad.
Escuchar a Dios es escuchar la profundidad trascendente de la vida![16]




[1] CRUZ LOPEZ, Diego Fernando. La revelación de Dios: camino de interpretación y de acción humana en el contexto de la comunidad “Pueblo de Dios”   en  http://www.D:/Informacion/Downloads/Dialnet-LaRevelacionDeDios-5794322.pdf
[2] Génesis 18: 3
[3] Alude  a tres misteriosos acompañantes referidos en Génesis 18: 2, signos de la cercanía de Yahvé.
[4] Génesis 18: 4
[5] Génesis 18: 10
[6] HONORE,Carl. Elogio de la lentitud: un movimiento mundial desafía el culto a la velocidad. RBA libros. Barcelona, 2013.
[7] Del 22 de agosto al 14 de septiembre de 1968. Se la considera el punto de partida de la Iglesia de América Latina en la perspectiva de la opción preferencial por los pobres, cuya evidencia más elocuente es la Teología de la Liberación.
[8] CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO CELAM. II Conferencia General de los Obispos de América Latina: documentos y conclusiones. Volúmenes I y II. Indo American Press Service. Bogotá, 1968.
[9] UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA: Instituto Superior de Pastoral. A la escucha de Dios hoy: audacia y creatividad. Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 2007.
[10] CHOMSKY,Noam. Rollback: el retorno del capitalismo depredador. Entrevista con David Barsamian (1995), en biblioteca virtual Noam Chomsky. https://www.cronicon.net/paginas/Documentos/paq2/No.34pdf
[11] Salmo 14: 1-3
[12] BOVON, Francois. El evangelio según San Lucas: Lucas 19: 28 a 24: 53. Volumen IV. Sígueme. Salamanca, 2010.
[13] VIOLERO,Julia. Contemplativos en la acción: dejarse conducir hacia la integración espiritual. Publicado en Ignaziana (Rivista di Ricerca Teologica), # 9 2009, páginas 29 a 96.
[14] Lucas 10: 41-42
[15] Colosenses 1: 24-26
[16] RAHNER, Karl. Oyente de la palabra: fundamentos para una filosofía de la religión. Herder. Barcelona, 1976.

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