“Marta, te preocupas y
agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. Marìa ha elegido la mejor parte que no le será
quitada”
(Lucas
10: 41 – 42)
Lecturas:
1.
Gènesis 18: 1 – 10
2.
Salmo 14: 2 – 5
3.
Colosenses 1: 24 – 28
4.
Lucas 10: 38 – 42
A Dios lo escuchamos en
las realidades de la historia, en la vida concreta de personas y de comunidades,
El no sale del ámbito de la experiencia
cotidiana, lo suyo es decirse en lo real, no inventa un espacio diferente, como
especie de santuario sagrado, lejano del devenir humano. Nuestro Dios es cercano, solidario, comprometido, implicado.
Este es el gran aporte de la revelación bíblica. Es un Dios ciento por ciento
atento a nosotros, a nuestras
expectativas y dramas, a nuestras
plenitudes, a todo lo que nos es propio. Este paradigma es esencial para
comprender cabalmente la manifestación del Padre-Madre Dios en el Señor Jesús.[1] El
nos escucha!
Es bello y muy
expresivo el contenido de la primera lectura, en este sentido de la revelación
histórica:
-
Abraham reconoce al Señor: “Señor
mío, si te he caído en gracia, no pases de largo cerca de tu servidor”.[2]
-
El Señor es acogido con generosa
hospitalidad por Abraham y su familia: “Que traigan un poco de agua, se lavan los
pies[3],
y se recuestan bajo este árbol”. [4]
-
Yahvé se muestra cercano y familiar con
Abraham y los suyos: “Volveré sin falta a ti pasado el tiempo de
un embarazo, y para entonces tu mujer Sara tendrá un hijo”.[5]
Dios acoge al ser
humano, este lo acoge a El, es un
encuentro de amor y de gratuidad, no vínculo funcional sino comunicación de vida y de sentido definitivos. Así es la fe genuina , Dios opta por el ser
humano, este opta por Aquel, una apasionante reciprocidad que no se queda
en momentos rituales porque es relación
constante de salvación y de liberación. El texto de Génesis – primera lectura
de hoy - nos presenta un ambiente tranquilo, en el que el único interés es
dejar fluír la relación, sin más preocupaciones.
En esa serenidad del
acontecer humano y teologal se dan las mejores condiciones de posibilidad para
constituír el sentido de la vida en su significado más completo, porque no se trata
de “ocasiones religiosas” desvinculadas del resto de la vida, así como hay ocasiones laborales o económicas
o sociales, como un punto más en medio del agobiante “checking list” del ir y
venir de los humanos afanados por marcar tarjeta y cumplir agenda. Podemos
decir que este encuentro de Yahvé con Abraham y su familia es un elogio de la
lentitud, de la gratuita lentitud que facilita el ser profundo y la
interioridad.[6]
Contemplar con fascinación el misterio de Dios y de la vida, y permanecer allí.
Se trata de escuchar a
Dios en las realidades de la historia, de contemplar su misterio salvador en
los contextos de nuestra existencia, de cultivar el sentido sagrado de las creaturas, de la
vida, y de comprometernos responsablemente en el cuidado y defensa de la misma.
Segùn la revelación
bíblica, la escucha de Dios se practica en la historia, en la experiencia de
individuos y comunidades. Desde el Concilio Vaticano II y de las nuevas orientaciones
de la teología y de la pastoral, se acuñò la expresión “signos de los tiempos”
para expresar aquellas evidencias màs constantes en las que se perciben las tendencias dominantes de la humanidad.
Para señalar un ejemplo
elocuente, propio de este continente nuestro, este tèrmino tuvo especial carta de ciudadanía en la II Asamblea
General de los Obispos de Amèrica Latina, en Medellìn,[7]
inaugurada por el Papa Pablo VI, en la que se examinaron con òptica creyente
las situaciones de pobreza, injusticia, marginalidad, como desafíos
prioritarios para proponer un nuevo modo de pràctica eclesial en estos países
tan marcadamente católicos pero tan desconfigurados en su aspecto social, ético
y económico.[8]
Una explicación, que se
puede asignar a todos los tiempos de la historia, es la del hondo vacío
espiritual y humano que afecta a muchos sectores de la sociedad mundial.
Consumismo desmedido, cultura del bienestar, afición desordenada al poder, fundamentalismo político
– religioso, intolerancia y desconocimiento de lo diferente, desinterés por los
que sufren, absolutización perversa de
algunas pretendidas “verdades”, “fakes news”: son síntomas de lesiones gravísimas en el
corazón humano, carente de interioridad, de sentido de la compasión y de la
solidaridad, del respeto por la vida en todas sus formas. No escuchamos a Dios,
no escuchamos al ser humano. Estamos aturdidos por la cultura de la velocidad,
de la eficiencia y del consumo. Escuchar
a Dios equivale a escuchar lo màs profundo y decisivo de la condición humana.[9]
Realismo existencial de marcada lógica encarnatoria.
A propósito de esto:
Trump, Putin, Bolsonaro, Maduro, Uribe, Duterte, Ortega, el Fondo Monetario Internacional, Hollywood, entre
otros: escuchan a Dios, a “su” gente, a la vida?[10]
Tan pertinente, en este
orden de cosas, lo que nos dice el salmo 14: “Yahvè, quièn vivirà en tu tienda?
Quièn habitarà en tu monte santo? El de conducta ìntegra que actùa con
rectitud, que es sincero cuando piensa y no calumnia con su lengua; que no daña
a conocidos ni agravia a su vecino”. [11]
Es el perfil ideal del ser humano, configurado teologalmente, en contravía de
la lógica de dominio e irrespeto propia de los arriba mencionados.
El texto de Lucas, la
escena tan conocida de Jesùs con las hermanas Marta y Marìa, se ha tomado como argumento
evangélico para contraponer la vida activa y la vida contemplativa, dando la
prioridad a esta última. Esto es totalmente ajeno a la mente del Maestro. El relato està enmarcado en el contexto de la
subida a Jerusalèn, que intenta
determinar el perfil de aquellos que deseaban seguir a Jesùs, y marca la intención de còmo El quiere formar a sus
discípulos y a todos los interesados en su mensaje.[12]
Volvemos con el leit-motiv de este domingo: escuchar, contemplar el misterio,
apasionarse por este camino, hacer la pausa existencial para acoger el don de
Dios y volver a la realidad con el espíritu alimentado para emprender la misión
de liberar y de salvar, en su nombre. Todo esto es prepararse para el reino de
Dios y su justicia.
En los primeros siglos de
la historia cristiana, una fuerte
tendencia afirmó que la perfección del seguimiento de Jesùs se daba viviendo
fuera del mundo, y en contra del mismo. Surgieron así los anacoretas y los ermitaños. Fue una manera
de protesta profética contra los excesos del poder y del derroche, habituales
en el imperio romano y en otros contextos de aquellos tiempos antiguos.
Respondieron con ese estilo de vida a algo que no tenía ese mundo imperial. Es
importante recordar que eso no se puede constituír en talante de siempre,
escuchar a Dios también equivale a buscar el estilo de vida evangélico que
tenga la capacidad de ser más relevante en cada momento de la historia, sin
sacrificar la identidad fundamental.
Esta aclaración es de inmenso valor porque no faltan los grupos cristianos que entienden,
hoy en día, que el camino del evangelio es desentenderse del mundo y de la
realidad, meterse en la campana de cristal para no “contaminarse” o entregarse
a un activismo desaforado en clave reductiva de carácter social y político.
Debemos afirmar que, inspirados en el Evangelio,
estamos llamados a insertarnos en la realidad,
a tener un compromiso que se traduzca en
una transformación de lo injusto, egoísta y pecaminoso, para que brille el
espíritu de projimidad, de vida justa, de bienaventuranza, de acogida de los
unos por los otros, de convivencia dentro de un saludable pluralismo, de vida
con espíritu, todo esto a partir de una densa experiencia de oración y de
discernimiento.[13]
Cuando Jesùs dice,
viendo el trajín domèstico de Marta: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por
muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. Marìa ha elegido
la mejor parte, que no le será quitada” [14],
quiere decir que la vida activa, el
ejercicio de la misión, el apostolado, el servicio, se alimentan en la màs
densa contemplación, escuchar a Dios en el silencio , pero no desprecia el carácter hospitalario de Marta, estupenda
en su sentido de la acogida, tan cercano a los afectos de Jesùs.
No puede haber
autèntica contemplación que no se implique en la acción y que no se alimente de
esta, ni aquella que alimente toda la misionalidad y acción pastoral, la
solidaridad en sus muchas expresiones, las pràcticas para hacer del mundo el
mejor lugar para todos. Ni espiritualismo desencarnado, ni activismo desmedido.
Pablo vive plenamente esta experiencia de misión y existencia
contemplativa, como nos lo comunica en la segunda lectura: “Ahora
me alegro de los padecimientos que he soportado por ustedes, y completo en mi
cuerpo lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que
es la Iglesia. De ella he llegado a ser ministro, conforme a la misión que Dios
me concedió en favor de ustedes: dar cumplimiento a la palabra de Dios, al
misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus
santos”[15]
En medio de este mundo,
tan pagado de sì mismo, vanidoso y
arrogante, arrodillado indignamente ante el dinero y el poder, despectivo con
la vida libre y justa, ignorante de los apremios de tantos hombres y mujeres
que reclaman su legìtimo derecho a la dignidad, escuchar a Dios en la densidad
del misterio contemplativo es capacitarse para las mejores y màs comprometidas
acciones de justicia y de solidaridad, uniéndonos
creyentes y no creyentes, para
significar que ni el oro ni el poder nos llenan, que nuestra vida tiene sed de Dios,
que es – también sed de humanidad.
Escuchar a Dios es
escuchar la profundidad trascendente de la vida![16]
[1]
CRUZ LOPEZ, Diego Fernando. La
revelación de Dios: camino de interpretación y de acción humana en el contexto
de la comunidad “Pueblo de Dios”
en http://www.D:/Informacion/Downloads/Dialnet-LaRevelacionDeDios-5794322.pdf
[2] Génesis 18: 3
[3] Alude
a tres misteriosos acompañantes referidos en Génesis 18: 2, signos de la
cercanía de Yahvé.
[4] Génesis 18: 4
[5] Génesis 18: 10
[6]
HONORE,Carl. Elogio de la lentitud:
un movimiento mundial desafía el culto a la velocidad. RBA libros. Barcelona,
2013.
[7]
Del 22 de agosto al 14 de septiembre
de 1968. Se la considera el punto de partida de la Iglesia de América Latina en
la perspectiva de la opción preferencial por los pobres, cuya evidencia más
elocuente es la Teología de la Liberación.
[8] CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO CELAM.
II Conferencia General de los Obispos de América Latina: documentos y
conclusiones. Volúmenes I y II. Indo American Press Service. Bogotá, 1968.
[9]
UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA:
Instituto Superior de Pastoral. A la escucha de Dios hoy: audacia y
creatividad. Verbo Divino. Estella (Navarra, España), 2007.
[10] CHOMSKY,Noam. Rollback: el retorno del
capitalismo depredador. Entrevista con David Barsamian (1995), en biblioteca
virtual Noam Chomsky. https://www.cronicon.net/paginas/Documentos/paq2/No.34pdf
[11] Salmo 14: 1-3
[12]
BOVON, Francois. El evangelio según
San Lucas: Lucas 19: 28 a 24: 53. Volumen IV. Sígueme. Salamanca, 2010.
[13] VIOLERO,Julia. Contemplativos en la
acción: dejarse conducir hacia la integración espiritual. Publicado en
Ignaziana (Rivista di Ricerca Teologica), # 9 2009, páginas 29 a 96.
[14] Lucas 10: 41-42
[15] Colosenses 1: 24-26
[16]
RAHNER, Karl. Oyente de la palabra: fundamentos para una filosofía de la
religión. Herder. Barcelona, 1976.
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