domingo, 25 de octubre de 2020

COMUNITAS MATUTINA 25 DE OCTUBRE 2020 DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

 

Maestro, cuál es el mandamiento mayor de la ley? El le dijo: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a este: amarás tu prójimo como a ti mismo”

(Mateo 22: 37-40)



Lecturas:

  1. Exodo 22: 20-26

  2. Salmo 17

  3. 1 Tesalonicenses 1: 5-10

  4. Mateo 22: 34-40

En los domingos anteriores, en los textos del evangelio que se han proclamado, hemos visto cómo diversos grupos religiosos del judaísmo se han enfrentado a Jesús, planteándole preguntas y cuestiones capciosas con el fin de buscar argumentos para acusarlo ante las autoridades. En ningún caso sus insidias han resultado exitosas: la sagacidad de Jesús les sale adelante. Ahora lo intentan de nuevo: “Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo. Entonces uno de ellos le preguntó, con el ánimo de ponerlo a prueba: Maestro, cuál es el mandamiento mayor de la ley?” .1

Para comprender la malicia de la pregunta es preciso recordar que la ley judía vigente en aquellos tiempos constaba de 613 mandamientos (248 mandatos y 365 prohibiciones), que tenían diversos grados de dificultad, por las implicaciones que conllevaban. Era una legislación minuciosa que demandaba de los fieles la más rigurosa observancia, cuyo seguimiento se traducía en los dos grandes merecimientos de quienes se sentían verdaderos creyentes de la fe de Israel: la pureza ritual y la pureza legal, asuntos que traían obsesionados a los sacerdotes del templo, a los saduceos, a los fariseos, también a los esenios.

El gran indicador de la calidad religiosa de un judío era su estricto cumplimiento de todo lo prescrito en estos códigos, sin permitirse la más mínima laxitud. Pero había un problema de fondo en su rígida observancia: no se contemplaba como prioritaria la conversión a Dios y al prójimo, ni tampoco el ejercicio de la misericordia y de la solidaridad con los vulnerables y con los excluídos de la sociedad y de la comunidad religiosa del judaísmo.2

El ánimo de estos hombres se altera ante la libertad que manifiesta Jesús con respecto a las instituciones de esta religión, libertad que no es anarquía sino referencia fundante y definitiva a una realidad que es superior a esa ley.3 El lo deja muy claro con su respuesta al fariseo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a este: amarás a tu prójimo como a ti mismo” .4 Con esta afirmación propone la nueva lógica de vida de la que él es portador y cuestiona de raíz las posturas fundamentalistas de los líderes religiosos de su tiempo.

Esa crítica de Jesús es plenamente válida para los modelos religiosos de todos los tiempos de la historia, cuando estos olvidan la indispensable referencia al prójimo, y se entregan a unas prácticas desconectadas de la vida real de las personas, con la visión de un Dios justiciero, implacable, dominador de mentes y conciencias con legislaciones y rituales que generan sometimientos alienantes. Valga esta reflexión para aquellos personajes y grupos católicos que, en el curso de esta semana, se han rasgado las vestiduras ante las recientes declaraciones del Papa Francisco sobre el derecho de las parejas homosexuales a tener reconocimiento y protección por parte de la legislación civil de los diversos países.5

Con sutileza, Jesús responde correctamente, a sabiendas de la trampa contenida en la pregunta, haciéndolo con una novedad que lo diferencia cualitativamente del judaísmo tradicional: pone el amor al prójimo en el mismo plano del amor a Dios. Su respuesta conecta con la más genuina tradición de los profetas bíblicos, estos denunciaron con mucha fuerza el deseo de llegar a Dios de modo individualista, desentendiéndose del prójimo. La ética de la projimidad es el “conducto regular” para llegar a Dios, si no hay compromiso serio con el prójimo no hay consistencia en la profesión de fe.6

Durante siglos la religión de Israel se manifestó en cultos de gran solemnidad, en sacrificios costosos, en ricas ofrendas, todo ello sin justicia y sin responsabilidad con la dignidad del prójimo pobre. Dios y el prójimo no son magnitudes separables, la autenticidad del culto no descansa en la pompa litúrgica sino en la justicia: “Las manos de ustedes están llenas de sangre: lávense, purifíquense, aparten sus fechorías de mi vista, desistan de hacer el mal y aprendan a hacer el bien; busquen lo que es justo, reconozcan los derechos del oprimido, hagan justicia al huérfano, aboguen por la viuda” . 7

Tampoco se puede decir que el amor a Dios es más importante que el amor al prójimo. Ambos preceptos, en la mentalidad de los profetas y en la de Jesús, están en el mismo nivel, se implican mutuamente. No es posible adorar a Dios si no se reconoce al prójimo en su dignidad: “De estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas” . 8

La primera lectura – del libro del Exodo – es muy significativa en este sentido. Hace parte del llamado código de la alianza cuyas prescripciones no se quedaban en normativas de tipo litúrgico, sino que ponía su énfasis en la protección de los humillados y ofendidos, forasteros desplazados por la guerra, jornaleros del campo, víctimas de las injusticias.

Esa legislación recuerda los beneficios del Exodo – la gran experiencia de libertad de los israelitas – y el cambio de condiciones para las tribus hebreas que pasaron de la servidumbre a ser un pueblo libre, gracias a la intervención de Yahvé mediada en el liderazgo de Moisés. En nombre de eso, no es posible olvidarse de quienes carecen de reconocimiento y de todo lo necesario para vivir con dignidad: “No maltratarás al forastero , ni lo oprimirás, pues forasteros fueron ustedes en el país de Egipto. No vejarás a viuda alguna ni huérfano. Si los vejas y claman a mí, yo escucharé su clamor, se encenderá mi ira…” . 9

También el texto de Exodo alude al grave pecado de la usura: “Si prestas dinero a alguien de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, no le exigirás intereses” . Jesús y muchos de los buenos creyentes de Israel se sorprenderían con dolor y escándalo de la usura que está en la base de la economía de nuestro tiempo, los intereses con los que los países ricos gravan a los países pobres, la carga impositiva que no se traduce en beneficios sociales de calidad y cubrimiento suficiente, los préstamos que hacen las entidades financieras sometiendo a sus deudores a penalidades que se ejecutan sin clemencia.

El Papa Francisco lo ha denunciado con intensidad, cuando habla de un sistema económico que crea seres humanos “descartables” porque no pagan o porque no producen. Explotar al ser humano es faltar con alta gravedad a ese mandamiento primordial y simultáneo. Este pensamiento es uno de los más notables aspectos que el Obispo de Roma propone a toda la humanidad en su reciente encíclica “Fratelli Tutti “ , proféticamente se deslinda de los límites del catolicismo y ofrece su enseñanza y reflexiones a todos los habitantes del planeta: “En el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados”. 10 Francisco, con genialidad humana y evangélica, hace de su mensaje una propuesta laica, liberada de las ataduras de ciertas religiosidades sacralizadas , vacías de humanismo y de arraigo existencial. Porque – hay que decirlo con palabras de fuerza mayor – el genuino cristianismo es secular, profano con la profanidad del buen Dios que se hace humano para hacerse salvíficamente inteligible. 11

Jesús cambia de raíz los sombríos mandamientos judíos, sobresaturados de normas y de rituales vacíos de amor y de vitalidad, y los re-significa afirmando que la actitud filial con respecto a Dios y la solidaridad interhumana son los fundamentos de la auténtica religiosidad. El amor es el espíritu que anima la legislación que procede de Dios, el verdadero culto es el que se ejerce en la projimidad.

La respuesta de Jesús al docto fariseo tiene hoy toda la actualidad. La opción preferencial del Dios que él nos revela es el ser humano, salvarnos y liberarnos de todo lo que nos hace esclavos, de lo que nos violenta y deshace nuestra dignidad. Dios se revela en el prójimo, el que clama justicia, respeto, libertad, vida digna. Este es el máximo relato del amor del Padre. 12







1 Mateo 22: 34-36

2 Carlos Gil Arbiol. La misericordia desde las víctimas. Lumen. Buenos Aires, 2016.

3 El capítulo 9 del libro de José Antonio Pagola Jesús: aproximación histórica, titulado Maestro de vida, estudia la postura libre, no anárquica, de Jesús ante el establecimiento religioso judío y ante su legislación. Es una postura de superación liberadora, la ley ha de estar al servicio del ser humano, no al revés. El fundamento es la experiencia profunda del amor a Dios y al prójimo, tal como lo propone el texto evangélico de este domingo. José Ramón Guerrero. El otro Jesús: para un anuncio de Jesús de Nazareth hoy. Sígueme. Salamanca, 1976.

4 Mateo 22: 37-40

5 Naciones Unidas. Vivir libres e iguales: qué están haciendo los estados para abordar la violencia y discriminación contra las comunidades LGBTI. Naciones Unidas. Nueva York – Ginebra, 2016. María Candelaria Sgró Ruata & Juan Marco Vaggione. El Papa Francisco y la sexualidad: políticas de dislocación. Publicado en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Nacional Autónoma de México. Año LXIII número 232 enero-abril 2018 páginas 153-180.

6 Carolina Vila Porras. El amor de Dios se humaniza: una mirada desde las bienaventuranzas. Revista Cuestiones Teológicas; volumen 44 # 101, enero-junio 2017, páginas 43 a 66. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín. Pedro Laín Entralgo. Teoría y realidad del otro. Revista de Occidente. Madrid, 1961. Benedicto X

7 Isaías 1: 15-17

8 Mateo 22: 40

9 Exodo 22: 20-22

10 Papa Francisco. Carta Encíclica “Fratelli Tutti” sobre la fraternidad y la amistad social. Ediciones Paulinas. Bogotá, 2020; número 22.

11 Paul van Buren. El significado secular del evangelio. Península. Barcelona, 1968.

12 José María Castillo. La humanización de Dios. Trotta. Madrid, 2010.

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