domingo, 24 de diciembre de 2023

COMUNITAS MATUTINA 25 DE DICIEMBRE 2023 SOLEMNIDAD DEL NACIMIENTO DEL SEÑOR CICLO B

 

“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad”

(Juan 1: 14)

 

Lecturas:

1.      Isaías 52: 7-10

2.     Salmo 97

3.     Hebreos 1: 1-6

4.     Juan 1: 1-18

 

Una pausa  en el camino:  días  de trajín y afanes sin cesar, la espectacularidad de la sociedad de consumo con su publicidad invasiva, compras y más compras, regalos, fiestas, congestiones en el tráfico de las grandes ciudades, este obsequio me falta, reviso la lista, de nuevo a correr para adquirir y estar tranquilos porque quedaremos bien con los destinatarios del regalo. Son días de verdadero ajetreo que no favorecen mucho la meditación y contemplación del sublime misterio del Dios-con-nosotros, el Emmanuel, según la significativa expresión hebrea. [1] La solemnidad cristiana de Navidad coincide  con los ciclos del equinoccio y también en su momento se encontró con festividades de las religiones antiguas de Europa[2],  es  así mismo el tiempo  final del año en el que se celebra lo vivido y se llora lo sufrido. Como el cristianismo se inculturó primero en el Asia Menor y en Europa, también en el norte de Africa, el encuentro con esas culturas favoreció interacciones   en el ámbito del lenguaje y de la interpretación de la fe, principalmente, pero también se infiltraron modos y prácticas que no coinciden con la sustancia de la fe cristiana. Una cosa en nuestro tiempo es la navidad comercial y otra, bien distinta, la que se vive con hondura espiritual en el ámbito de la Iglesia y de todas las comunidades cristianas.

Lo que queremos con este comentario inicial no es presumir de “superioridad religiosa” ante los creyentes de otras tradiciones ;   simplemente es una alerta profética, una ayuda pedagógico para ir a lo esencial:  al misterio conmovedor, apasionante, seductor, esperanzador, del Dios que  entra hasta lo más profundo de nosotros y se implica en la condición humana, su opción preferencial para disponernos a la   salvación y liberación de la injusticia, del pecado, del egoísmo, de nuestras arrogancias, de todos los ídolos , de la muerte. Ese es el llamado de atención para este alto en el camino, magnífica oportunidad para discernir dónde está el fundamento de nuestra esperanza, para no confundir esta memoria sacramental con el frenesí de la “mundanidad” consumista.  [3]

La primera lectura, del profeta Isaías,   contiene un canto de alabanza ante la inminente liberación de Jerusalén. Dos imágenes enmarcan esta lectura: la de los mensajeros que corren anunciando esta noticia de libertad, y la de los centinelas que expresan su júbilo porque ven el retorno de Yahvé a Sión. Una vez más, como en los domingos anteriores, el libro de Isaías registra la gozosa expectativa por el retorno de los israelitas, luego del penoso cautiverio en Babilonia. Miremos en este exilio forzoso, con su fuerte carga de dramatismo y sufrimiento, un prototipo de todas las penurias que padece la humanidad en muchos lugares del mundo. [4] Y, siguiendo el espíritu de este profeta, gocemos también con aquellas comunidades que recuperan su dignidad y su territorio.

El texto de este profeta es un feliz anticipo de lo que  celebramos :  la concreción definitiva de las promesas de Dios a su pueblo y a toda la humanidad,  que busca infatigablemente un sentido pleno de la vida. Dios trasciende hacia la humanidad, se hace carne e historia, toma como propio todo lo que nos afecta, lo que nos hace felices y humanos, también lo que nos frustra y esclaviza. El nacimiento del Mesías es, en primer lugar, Buena Noticia de salvación, esperanza para toda la humanidad, la certeza de un Dios amorosamente interesado en nosotros, [5]    pero también es profecía que confronta la eterna tentación humana de la opulencia, de las pretensiones de poder, del vano honor del mundo. La pequeñez y fragilidad del  niño  de Belén es el germen de la nueva humanidad, en él se significa que Dios se inserta  en cada ser humano. [6] y que lo hace sin aspavientos ni prepotencias.  Las palabras de Isaías son precursoras de estos acontecimientos:  “Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación y dice a Sión: tu Dios reina!” [7].

Cómo devolver la ilusión de vivir en tierra propia a migrantes, desplazados, refugiados? Cómo rescatar el encanto existencial para aquellas comunidades tradicionalmente vulneradas por la pecaminosa injusticia de los depredadores de sus derechos y de su hábitat? Cómo anunciar que Dios está totalmente de parte de los últimos del mundo?  Cómo rescatar la esperanza de vivir en quienes están abatidos por la depresión y el fracaso emocional?   Cómo reencantarnos todos para hacer de los escenarios de la historia narraciones de esperanza? Cómo anunciar este mensaje de felicidad en las devastadas tierras de Ucrania, de Palestina-Israel, de nuestras comunidades tan asediadas por los señores de la muerte?

El salmo corresponde a un himno de alabanza dirigido a Yahvé porque ha obrado maravillas y porque ha revelado su justicia a las naciones: “Canten al Señor un canto nuevo, porque hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones; se acordó de su amor y de  su fidelidad a favor del pueblo de Israel” [8].

La feliz noticia de Navidad es  la  de Dios que  se significa con eficacia en lo humano, en su historia, en las experiencias concretas de la vida. Dicho con palabras de mayor calado teológico: la humanidad es la sacramentalidad de Dios. Por eso, el divino Jesús es al mismo tiempo el humano Jesús, elemento esencial de nuestra fe que también nos permite dar un nuevo significado a nuestra condición humana.  Gracias a  él  tenemos vocación de divinidad y de eternidad.[9] Cuando - siguiendo la definición cristológica del concilio de Calcedonia en el año 451 – profesamos que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, estamos afirmando que el Padre Dios decidió que su Palabra-Verbo se hiciese historia y humanidad para que estas trascendieran hacia El y hacia el prójimo, haciéndose plenas y definitivas. Lo divino se significa con eficacia en lo humano, y lo humano  se diviniza, es el gran giro teologal y antropológico que se consuma en Jesús, el Cristo.  Así entendemos la densidad teológica de lo que dice la carta a los Hebreos: “Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo” [10].

El Dios cristiano no transita por abstracciones, es humano, demasiado humano, se encarna, se implica, asume, se compromete, se hace todo con todos, sana, perdona, libera, reconfigura, rescata lo perdido por la muerte y el pecado, sintoniza con todos los que esperan, responde a sus demandas, no es indiferente a soledades y abandonos, es un Dios  contagioso de vida y de dignidad. Este es a quien celebramos en Navidad, este es Aquel en quien descubrimos la plenitud de nuestra condición humana,  [11] en quien todo lo precario, egoísta, susceptible de muerte y de pecado, es redimido y trascendido en divinidad.

 Dios con nosotros, para nosotros, por nosotros, desde nosotros. La divinidad sucede plenamente en la humanidad: “Y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” [12] Este himno del capítulo 1 de Juan posee una dinámica descendente. Esa palabra preexistente, junto a Dios y antes de todos los tiempos, puso su morada entre nosotros, se hace carne e historia, demostrando que lo prioritario en sus intenciones es hacer nuevo al ser humano, redimirlo de todo límite y precariedad, depositando en cada uno la señal de su divinidad. Dios se hace hombre, asume nuestra limitación y temporalidad, para hacer infinito e ilimitado al hombre.

Esto tiene claras consecuencias para nuestra manera de vivir. Estamos llamados a encarnarnos en las realidades en las que vivimos, mirar hacia abajo, estar con los que son vistos por la “sociedad” como poca cosa, reconocer que en ellos la revelación acontece con primerísima elocuencia. La novedad de la encarnación es abandonar la seguridad del Padre para tomar como propia la inseguridad de la condición humana pobre.[13] La Iglesia en salida misionera, despojada de vanidades y privilegios, se descalza y se inserta en la realidad de las comunidades que la constituyen, solidaria con la humanidad, entrega lo suyo propio, la Buena Noticia de este Dios que viene para nuestra salvación, haciéndose carne de nuestra carne.

“Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado. Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano”, [14]se dice con amorosa belleza en la tradicional novena navideña, sencilla expresión   de fe  que hace patente la plenitud que Dios nos comunica en su palabra hecha historia y condición humana.

Navidad es fiesta de humanización plena, celebra lo más propio de nuestra condición: el amor, la búsqueda esperanzada  del sentido de la vida, las felicidades y las plenitudes, los seres humanos concretos con quienes hacemos  nuestros territorios de afectos y comunión, la comunidad eclesial,  la pasión por la justicia y por la dignidad, la gran faena de ser libres, la denuncia profética de las esclavitudes, la erradicación del pecado que frustra nuestra realización. Esta narrativa liberadora sucede definitivamente en la adorable persona de Jesús, Palabra plena de Dios: “Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros”. [15]

Escuchemos al Papa Francisco en su mensaje de Navidad de 2022: “Hermanos y hermanas, Belén nos muestra la sencillez de Dios, que no revela a los sabios y a los doctos, sino a los pequeños, a quienes tienen el corazón puro y abierto. Como los pastores, vayamos también nosotros sin demora y dejémonos maravillar por el acontecimiento impensable de Dios que se hace hombre para nuestra salvación. Aquel que es fuente de todo bien se hace pobre y pide como limosna nuestra pobre humanidad. Dejémonos conmover por el amor de Dios y sigamos a Jesús, que se despojó de su gloria para hacernos partícipes de su plenitud”. [16]

Feliz Navidad 2023 para todos los lectores de Comunitas Matutina.

 

Antonio José Sarmiento Nova, S.J.

 



[1] CRUZ ARAUZ, Edgar J. Jesús: Emmanuel, Dios con nosotros. PPC. Ciudad de México, 2022. BORG, Marcus & CROSSAN, John Dominic. La primera navidad: lo que los evangelios enseñan realmente sobre el nacimiento de Jesús. Verbo Divino. Estella, 2009. BROWN, Raymond. El nacimiento del Mesías: Comentario a los relatos de la infancia. Cristiandad. Madrid, 1982. MOINGT, Joseph. Dios que viene al hombre (3 volúmenes). Sígueme. Salamanca, 2007.

[2] AUTORES VARIOS. Historia de las religiones antiguas, Oriente, Grecia y Roma. Taurus. Madrid, 1964. FRAZER, J.G. La rama dorada: magia y religión. Fondo de Cultura Económica FCE. México D.F., 1976. MARTORELL, Alfredo. El origen pagano de la Navidad. Biblioteca virtual Omegalfa. Madrid, 2020.    GONZÁLEZ ALVAREZ, Eduardo. El debate sobre la celebración de Navidad. En https://www.summitenespanol.com/wp-content/uploads/2015/12/El-debate-sobre-Navidad.pdf  RICHARD, Pablo. Orígenes del cristianismo: memoria para una reforma de la Iglesia. En Revista Espiga Año XI número 23, páginas 53-77. Departamento Ecuménico de Investigaciones DEI. San José de Costa Rica, 2016.

[3] PAPA FRANCISCO. No mundanizar la Navidad. Catequesis del 19 de diciembre de 2018. En https://www.vaticannews.va./es/papa/2018-12/catequesis-papa-no-mundanizar-navidad-descubrir-sorpresas-dios.html  BOTTE, B. Los orígenes de la navidad y de la epifanía. Taurus. Madrid, 1964. UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA JOSÉ SIMEÓN CAÑAS UCA. Navidad: un pretexto para el consumismo. En https://www2.uca.edu.sv/publica/cartas/media/archivo/a9da2b_01editorialpag23.pdf

[4] PIKAZA, Xabier.  Cautividades de ayer y esclavitudes de hoy: caminos de liberación. En Revista de Espiritualidad  número 51, páginas 473-502.Orden de Carmelitas Descalzos España.  Salamanca, 1992; Anunciar la libertad a los cautivos: Palabra de Dios y catequesis. Sígueme. Salamanca, 1985. MESTERS, Carlos. La misión del pueblo que sufre. Confederación Latinoamericana de Religiosos CLAR. Bogotá, 1983. GARZÓN MORENO, Miguel Angel. La alegría en el II Isaías. Las exhortaciones a la alegría en el mensaje y estructura de Isaías 40 – 55. En Isidorianum volumen 26, número 51-52; páginas 39-69. Centro de Estudios Teológicos de Sevilla, 2017.

[5] NAVARRO, Rosana.  De lo humano vulnerado a lo humano resignificado, desde la experiencia espiritual de Etty Hillesum. En  Cuestiones Teológicas volumen 42 número 97, páginas 2005-228.   Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, 2015. PAPA FRANCISCO. Carta Apostólica Admirabile Signum sobre el significado y valor del Belén. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2019. HERRERO DE MIGUEL, Víctor. La pequeñez de Belén o la grandeza del corazón humano. En https://www.repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream(handle/11531/54831/Belen.pdf?sequence=1 PAPA FRANCISCO. Para vivir la Navidad redescubramos la pequeñez de Dios. Catequesis diciembre 3 2022. En https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2022-12/papa-francisco-dicurso-arbol-navidad-pesebre-san-pedro.html

[6] BOFF, Leonardo.  Encarnación: la humanidad y la jovialidad de nuestro Dios. Sal Terrae. Santander, 1995. PÉREZ TAMAYO, Matilde Eugenia. El misterio de la Navidad. En https://www.paracrecerenlafe.files.wordpress.com/2020/11/el-misterio-de-la-navidad-2.pdf GÓMEZ FERNÁNDEZ, Francisco José. Breve historia de la Navidad. Nowtilus. Madrid, 2019. RAHNER, Karl. El significado de la Navidad. Herder. Barcelona, 2015.

[7] Isaías 52: 7

[8] Salmo 98 (97): 1-2

[9] GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario.   Cristología. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2001. SOBRINO, Jon.  Jesucristo liberador: Lectura histórico-teológica de Jesús de Nazareth. Trotta. Madrid, 1993.  JUAN PABLO II.  Carta Encíclica Redemptor Hominis El redentor del hombre (es la primera encíclica de su ministerio pontificio). Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1979.  FERNÁNDEZ, Samuel. El descubrimiento de Jesús: los primeros debates cristológicos y su relevancia para nosotros. Sígueme. Salamanca, 2022. DUPUIS, Jacques. Introducción a la Cristología. Verbo Divino. Estella, 2010. ESPEJA, Jesús. Jesucristo, una propuesta de vida. San Pablo. Madrid, 2010. LOHFINK, Gerhard. Jesús de Nazaret. Herder. Barcelona, 2013. MOINGT, Joseph. El hombre que venía de Dios. 1: Jesús en la historia del discurso cristiano. 2: Cristo en la historia de los hombres. Desclée de Brower. Bilbao, 1995. PIKAZA, Xabier. Este es el hombre: manual de Cristología. Secretariado Trinitario. Salamanca, 1997.

[10] Hebreos 1: 1-2

[11] MAGNIN, Lucas Luciano. Misterio divino y humano. Un diálogo entre los Evangelios Sinópticos y Juan . En Albertus Magnus volumen 11, número 1; páginas 1-20. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2020. KÜNG, Hans. El cristianismo, esencia e historia. Trotta. Madrid, 1997. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Dogmática cristológica y lucha por la justicia. En Revista Catalana de Teología, volumen XX número 2; páginas 345-365. Facultad de Teología de Cataluña. Barcelona, 1995. LATOURELLE, René. A Jesús, el Cristo, por los Evangelios. Sígueme. Salamanca, 1990. PUIG, Armand. Jesús, una biografía. Destino. Barcelona, 2004. FABRIS, Rinaldo. Jesús de Nazaret, historia e interpretación. Sígueme. Salamanca, 1990. CASTILLO, José María. La humanidad de Dios. Trotta. Madrid, 2012; La humanidad de Jesús. Trotta. Madrid, 2017.

[12] Juan 1: 14.

[13] SOBRINO, Jon.   Fuera de los pobres no hay salvación. UCA editores. San Salvador, 2009. BOFF, Leonardo. Teología desde el lugar del pobre. Sal Terrae. Santander, 1986. GARCÍA CADIÑANOS, Fernando. La Iglesia de los pobres: fe y justicia en el mundo. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 1 de abril 2014. MAUTI, Ricardo Miguel. La Iglesia que nace de los pobres. “Mysterium Liberationis”, una eclesiología latinoamericana, sinodal y martirial. En https://www.repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/15597/1/iglesia-nace-pobres.pdf  PLANELLAS BARNOSELL, Joan. La Iglesia de los pobres: del Vaticano II al papa Francisco. En https://www.fpablovi.org/images/InstitutoSocial/CursoDSI/2015IglesiadelosPobres.pdf

[14] Novena tradicional de Navidad.

[15] Juan 1: 14.

[16] PAPA FRANCISCO. Mensaje Urbi et Orbi del Santo Padre Francisco; 25 de diciembre de 2022.

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