miércoles, 2 de mayo de 2012

Un camino de vida


Jean-Marie Faux, SJ
Los Evangelios nos dicen que después del bautismo de Juan en el Jordán, Jesús fue tentado en el desierto por el diablo. Mateo (4, 1-11) cuenta la triple tentación y las tres respuestas de Jesús. Al leer esta historia hoy, en un momento en que percibimos intensamente los excesos de nuestra civilización y las amenazas que plantean para el futuro de nuestro mundo, parece que las tentaciones reflejan estos abusos, y que las respuestas de Jesús, en su sabiduría simple, muestran la manera de cómo hacer frente a esas amenazas y abusos. Sus respuestas abren un camino de vida.
“Di que estas piedras se conviertan en pan.” El deseo de tener, poseer, y de poseer aún más, es una tentación permanente de los seres humanos. Podemos afirmar que la globalización neo-capitalista encuentra su motor aquí. Estos deseos amplían la desigualdad entre regiones y dentro de cada país, entre ricos y pobres, y agotan los recursos del planeta.
“No sólo de pan vive el hombre.” La respuesta de Jesús nos recuerda que hay otras cosas en la vida que aquellas que se pueden comprar. Es una invitación a lo que podríamos llamar la elección voluntaria por la sencillez. Esta opción de moderación de nuestras necesidades, que requiere una ascesis, es una opción positiva: para volver a descubrir la realidad de las relaciones humanas, de una vida sencilla y, motivada con esta elección, soportar las presiones sobre el medio ambiente y reinventar otras formas de vida.
“Tírate abajo desde lo alto del templo.” Somos capaces de hacer too lo posible para empujar los límites del conocimiento humano y el poder. Las señales de alarma se multiplican hoy en día. No sólo nuestra codicia agota los recursos limitados de nuestro planeta, sino también nuestra osadía es una amenaza.
No tentarás al Señor tu Dios.” Jesús lleva al ser humano a la verdad. Todo lo que científica y técnicamente es factible, no está en el buen camino mismo, la capacidad técnica no es el criterio absoluto de la acción humana. Más allá de una simple advertencia, lo que se plantea es la cuestión del sentido. La respuesta de Jesús puede provocar la discusión sobre el desarrollo sostenible o, más radicalmente, la prosperidad sin crecimiento. La distinción entre lo que es posible, beneficioso y necesario y lo que yace más allá de las posibilidades del mundo y lo destruye, compromete nuestra responsabilidad política, que a su vez se basa en el compromiso social de todos los ciudadanos. Esto opera en última instancia en el nivel de las opciones fundamentales de vida, que podríamos llamar la espiritualidad.
Todo esto te daré, si te arrodillas y me adoras.”La última tentación trata de poder, de la omnipotencia. El tentador se presenta como amo del mundo, que dispone de todos los reinos. Adorarlo significaría en última instancia, adorar el poder, el ídolo supremo. Precisamente aquí nos encontramos con una idolatría, la más peligrosa de todas.
Adorarás al Señor tu Dios y a él sólo servirás.” La respuesta de Jesús pone al ser humano en el lugar correcto. Cualquiera que sea su rango o el alcance del poder de alguien, la tierra no pertenece a los poderosos. Creado por Dios, el mundo está a cargo de las personas humanas. Todo el poder es ante todo una tarea, la responsabilidad de servir al bien común. La gestión del bien común es una tarea política y el poder político recibe su legitimidad del voto de los ciudadanos, así como sus decisiones deben corresponderse con la voluntad de los ciudadanos. Sin embargo, ya sea para una sociedad concreta o para la sociedad a nivel mundial, el bien común no puede ser determinado por los modos de elección democrática. De esta manera, debemos volver a la dimensión más preciada de nosotros mismos, a nuestra conciencia. La idolatría del poder se enfrenta a la responsabilidad de la conciencia humana.
Al rechazar la triple tentación de tener, de actuar de manera omnipotente y de dominar, Jesús revela la verdad de la existencia humana. La lectura contemporánea que hemos propuesto de esta historia implica nuestra responsabilidad de encontrar nuevas formas de vivir y de gobernar: la elección voluntaria de la sencillez de vida, la administración del conocimiento humano y la aceptación de la solidaridad del bien común.





Jean-Marie Faux, SJ




El autor nación en 1923 y ha sido profesor de Teología Fundamental en el Institut d’Etudes Théologiques en Egenhoven-Leuven y Bruselas, Belgique. Es miembro del Centro Avec en Bruselas, un centro de investigación de jesuitas de ciencias sociales.

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