domingo, 24 de junio de 2012

Biblia y Ecología, por Alejandro Londoño, S.J., Ciclo B, XII domingo de tiempo ordinario 24 de junio del 2012.

“MÁS QUE POESÍA”
(Los Salmos)
Los Salmos se suelen dividir en tres categorías. La primera, los himnos. Son ante todo, alabanzas a Dios empleadas en las liturgias comunitarias, aunque también se compusieron para festejar la coronación de los reyes, para exaltar a Jerusalén y su gran templo, para animar peregrinaciones.
La segunda categoría incluye los salmos de súplica. Y unos muy parecidos a los anteriores, los de confianza; bellas oraciones de alegría y paz. A estos podríamos añadir los himnos de acción de gracias.
La tercera categoría incluye los salmos didácticos o de instrucción. Estos a su vez pueden ser proféticos, litúrgicos, históricos o sapienciales, según el lugar y objetivo con que fueron compuestos.
En los Encuentros y Retiros, una práctica que se ha vuelto común, es ofrecer a los participantes momentos para contemplar la naturaleza. Se les invita a ver, a mirar y a admirar. Pocos grupos son capaces de llegar hasta el tercer nivel, de la contemplación. Otros se quedan en detallar la belleza de los paisajes, de los árboles o de las flores. Al final del ejercicio, quien coordina la experiencia, propone rezar despacio un salmo o componer uno entre todos.
Con frecuencia se elige el que se encuentra en el libro de Daniel (cap. 3,46-90), llamado Cántico de los tres jóvenes, donde se invita a bendecir y alabar el Creador por sus acciones. Se enumeran allí 26 obras, tanto del firmamento como de los mares y la tierra. A ellas habría que añadir las personas a las que propone unirse en las alabanzas, como serían los sacerdotes, los santos y por supuesto a Ananías, Azarías y Misael.
De los salmos vamos a seleccionar algunos, por si alguien desea consultarlos. Que admirable es tu nombre en toda la tierra (salmo 8), en donde se destaca el poder que Dios le ha dado al hombre sobre los rebaños y ganados, las bestias salvajes, los pájaros del cielo y los peces del mar.
Otro muy onomatopéyico, es La voz del Señor (salmo 29). Una voz que resuena en las tempestades que azotan los bosques, los desiertos, las aguas. Habría que escuchar a Fidel Oñoro, un biblista que goza en sus cursos entonándolo con la sonoridad del hebreo.
Otro salmo muy bello es el 66: Oh Dios, que admirable son tus obras. Se invita a cantar al Señor por la manera en que gobierna la creación. Como todos los salmos, tiene mucho de anticapitalista. No son un negocio con Dios, sino una acción de gracias, sin intereses económicos.
Un salmo, todo él muy ecológico es el 104, Señor, todo lo hiciste con sabiduría. Según parece se inspira en un himno de tiempos del faraón Adenaton, siglo XIV a.C. El autor hebreo, al describir la Creación, parece solazarse en pintar ecosistemas.
He aquí uno: “De los manantiales sacas los ríos, que corren entre las montañas, en ellos beben todos los animales del campo, y los asnos salvajes apagan su sed. En las riberas anidan las aves del cielo que dejan oír su canto entre las ramas. Desde tu morada riegas las montañas; con tu acción fecundas la tierra. Haces que brote la hierba para el ganado, y que crezcan las plantas que el hombre siembra, así produces el pan de la tierra, el vino que alegra a los hombres, el aceite que hace brillar su rostro y el alimento que le da fuerza”.
Compitiendo con el anterior, para circunstancias parecidas de Retiros Espirituales, se emplea el salmo 139: Oh Dios, qué profundos son tus proyectos. Habla de una presencia íntima de Dios (v.1-6), de una presencia universal (v. 7-12), una presencia amorosa (8-18) para terminar con una reacción contra los ateos y malvados de su tiempo (v.19-24). Y por si faltaran más, tenemos los salmo 148: Alaben el nombre del Señor y el 150: Todo viviente alabe al Señor.
Para no hablar más de Retiros, pensemos en cuántas reuniones de peritos en Medio Ambiente, terminan sin una pequeña oración de gratitud. Alguien las comparaba como aquel que se metiera a la ducha y la abriera, pero cubierto con un paraguas para no dejarse empapar. Se olvidan que Ecología y Espiritualidad son parientes cercanos.

Sugerencias:
Realizar en el campo abierto el ejercicio del Ver, Mirar y Admirar, dándole dos minutos a cada instancia. Después complementar con los comentarios.
Repetir algunos de estos salmos y luego entre todos crear uno propio con el aporte de todos los miembros.

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