domingo, 3 de junio de 2012

Biblia y Ecología, por Alejandro Londoño, S.J., La SS. Trinidad: Junio 3 del 2012 PDF Imprimir E-mail

Cuando Jesús resucita, da esta misión a los apóstoles: “Dios me ha dado autoridad plena sobre cielo y tierra. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, y bautícenos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he enseñado. Y sepan que yo estoy con ustedes hasta el final de los tiempos” (Evangelio del día: Mt 16-20).
En el mismo evangelista Mateo y en Marcos encontramos una serie de parábolas para aclarar la misión. Los discípulos deben predicar qué es el Reino de Dios y cómo entrar en él. Desde nuestro interés ecológico, en estas parábolas, solemos admirar y valorar el espíritu observador y contemplativo de Jesús. Lucas y Juan, por su parte, con las suyas, refuerzan el espíritu de solidaridad con el prójimo con parábolas más de tipo social.
Cómo desearíamos contar hoy con más personas deseosas de unir Fe, Justicia con los pobres y Ecología. Sin duda existen. Una muestra: Víctor Ferrández y su libro “Comprender y amar la naturaleza” (San Pablo, Madrid, 1996). En él propone este ideal: “Ser ecologista no es más que sacar las consecuencia de nuestra identidad cristiana. Agradecer Dios el don de la creación es convertirnos en defensores del medio ambiente; es denunciar cuanto atenta contra la naturaleza; es combatir los intereses de lucro de muchas grandes empresas que destrozan lo que tocan, contaminando y ensuciado; es proteger y conservar lo que a nuestro alrededor bulle de vida y energía…es tomar conciencia de que mis pequeñas actitudes de cada día contribuyen a perjudicar o embellecer este mundo hermoso que Dios quiere llevar la perfección a través nuestro” (Pag. 9 y 10).
Este libro tiene el mérito de invitar al amor y a la contemplación de la creación, pero a la vez enfrentar temas muy actuales y desde tópicos bien concretos, como el efecto invernadero, la capa de ozono, la contaminación, la lluvia ácida, la deforestación, etc.
Si en tiempo de los apóstoles se hubieran presentado esta problemática ecológica, ¿cómo la hubiera afrontado? Por lo pronto, nos hubiera recordado la responsabilidad de aprovechar bien los Talentos (Mt 25,14-30), la necesidad de la solidaridad, estilo Buen Samaritano (Lc 10,25-37), etc.
Por su parte, Pablo nos recordaría que “Todos los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu de esclavos.. ” (Segunda lectura del día, tomada de Romanos 8,14-27). Por tanto hoy no podemos dejarnos llevar del consumismo, sino luchar por un mundo justo y ecológicamente sostenible.
Dios Padre nos invita a respetar la obra de la creación y conservarla lo mejor posible.
Dios Hijo nos invita a construir el Reino de Dios, predicado por El, formando comunidades donde se respete la vida humana y se ore al Padre en su nombre.
Dios Espíritu Santo nos invita a pedir dones como la sabiduría para saber actuar con responsabilidad frente a la problemática ecoambiental que estamos viviendo.

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