domingo, 10 de abril de 2011

V DOMINGO DE CUARESMA – 10 DE ABRIL


Lecturas de hoy

1.       Ezequiel 37:12-14
2.       Salmo 129:1-8
3.       Romanos 8:8-11
4.       Juan 11:1-45
Vamos a considerar hoy la vitalidad que procede de Dios: el ESPIRITU SANTO, si seguimos atentamente las tres lecturas y el salmo encontraremos este común denominador.
En Ezequiel dice: “Pondré mi espíritu de vida en ustedes para que vuelvan a vivir y los estableceré en su tierra”.
El salmo 129: “Aguarde Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa: y El redimirá a Israel de todos sus delitos.
Y en Romanos: “Y si en Ustedes habita el Espíritu de Dios que resucito a Jesus de entre los muertos, el mismo que resucito a Cristo, dara la vida incluso a su cuerpo mortal por su Espíritu que habita en Ustedes”.
En Juan: “ Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí aunque muera vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre”.
Es leitmotiv de este V domingo de cuaresma. Para eso se impone mirar las motivaciones y actuaciones que no llevan a la vida:
-          Los afectos desordenados en sus múltiples manifestaciones, el abandonar con plena advertencia y pleno consentimiento el plan de Dios sobre nuestras vidas.
-          La afirmación arrogante del propio yo como medida de todo.
-          El desconocimiento sistemático de la dignidad de los demás seres humanos.
-          La creencia de que por cumplir normas religiosas, prácticas rituales y legales, estamos autojustificados y salvados, al estilo de los fariseos.
-          La confianza excesiva en la propia voluntad.
-          La absolutización del poder, del dinero, de la ciencia, la idolatría de las creaturas.
-          El fundamentalismo religioso, ideológico,político, etc.
-          El consumismo y el acaparamiento de posesiones materiales.
-          Y muchos más.
Todo esto pertenece a lo que San Pablo llama el “hombre viejo”, el que vive según la ley de la carne, recordando que en el contexto paulino carne significa todo lo que egoísmo, alejamiento de Dios, dejarse llevar por el instinto, vivir exclusivamente según la ley.
El tiempo de cuaresma es un espacio privilegiado en la vida de los creyentes para examinar con el mayor cuidado todo lo que en la vida de cada uno es muerte y alejamiento de Dios, detectar las grandes estrategias del mal espíritu en nosotros,e xaminar nuestras motivaciones y prioridades “desordenadas”, verificar cuales son esas actuaciones reiteradas inspiradas en lo anterior que nos alejan del proyecto de Dios. Y al hacer todo este detallado proceso de revisión de nuestra conciencia nos vamos creando las condiciones favorables para el encuentro con el que da la vida verdadera, como Jesús a Lázaro en el evangelio de hoy.
Jesús es la vitalidad que procede de Dios para nuestra plenitud, el relato de la resurrección de Lázaro expresa esta realidad decisiva de nuestra vida. Hay una vitalidad inagotable a la que aspiramos una vez concluída nuestra vida histórica y biológica, y es la plena e ilimitada permanencia en Dios más allá de esta vida. Esta es la esperanza cristiana y quien nos la hecho posible es el acontecer del Padre en Jesucristo y su acción redentora, salvadora y liberadora.
Y esta vida nuestra debe ser un anticipo de esa plenitud vital. Por el encuentro con Jesucristo recibimos el don del Espíritu, el que nos ingresa en la novedad del reino de Dios y su justicia, el que nos asume en los criterios de las bienaventuranzas, el que ordena nuestros afectos al principio y fundamento teologal, el que nos constituye en hombres y mujeres nuevos al estilo de Jesús.
Los seres humanos somos radicalmente necesitados de la vitalidad definitiva, de esta que procede del Padre, y que en Lázaro encuentra un beneficiario privilegiado, icono de todos nosotros que requerimos salir del mundo de las tinieblas, de la mortalidad, del sin sentido.Por eso , entrar en esta dimensión del Espíritu que comunica la verdadera vida es entrar en la novedad teologal, es asumir con libertad el don de Dios expresado en la vida que se nos confiere por la configuración bautismal y existencial con Jesucristo, y aceptar que todas nuestras motivaciones y prácticas, lo mismo que nuestras prioridades están determinadas por esta vida que se nos ofrece con total gratuidad para vivir en los caminos del Espíritu.
Las muertes del mundo: injusticias, violencias, deshonestidades, corrupciones como las que vivimos en este momento en Colombia, los vacíos y frustraciones, todo eso reclama una superación radical y la llegada de una dinámica de vitalidad, de reordenamiento, de libertad, de transparencia. Qué hacemos los creyentes en Jesucristo, sus seguidores, para cambiar estas condiciones de “vejez” y acceder a la nueva manera de vida que viene de Dios?
Esta es una pregunta para considerar con atención en este domingo. Miremos en Lázaro una imagen del nuevo mundo que surge de la muerte y permanece en el CAMINO, Jesús, la novedad vital de Dios, definitiva. Esta V semana de cuaresma debe tener una mayor intensidad espiritual en términos de oración, de discernimiento, de consideración de la Palabra, y de disposición para que semana santa sea un tiempo de inmersión total en  Jesucristo, camino, verdad y vida.

Antonio José Sarmiento Nova,S.J.
Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús
Pontificia Universidad Javeriana
10 de abril de 2011

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