lunes, 4 de julio de 2011

Lunes 4 de julio.


Buenos días.
La lectura de hoy viene del libro del Génesis:

Jacob salió de Beerseba y tomó el camino de Harán. Llegó la cierto lugar y allí se quedó a pasar la noche, porque el sol ya se había puesto. Tomó como almohada una de las piedras que había en el lugar, y se acostó a dormir. Allí tuvo un sueño, en el que veía una escalera que estaba apoyada en la tierra y llegaba hasta el cielo, y por la cual los ángeles de Dios subían y bajaban. También veía que el Señor estaba de pie junto a él, y que le decía “Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tus descendientes les daré la tierra en donde estás acostado. Ellos llegarán a ser tantos como el polvo de la tierra, y se extenderán al norte y a l sur, al este y al oeste, y todas las familias del mundo serán bendecidas por medio de ti y de tus descendientes. Yo estoy contigo; voy a cuidarte por donde quiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No voy a abandonarte sin cumplir lo que te he prometido.”
Cuando Jacob despertó de su sueño, pensó: En verdad el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía.” Tuvo mucho miedo, y pensó: “Este lugar es muy sagrado. Aquí está la casa de Dios; ¡es la puerta al cielo!
En la quietud de la noche y en el silencio del sueño, Dios se acerca a Jacob con la promesa de la vida, un una bendición para el presente y para el futuro. Dios conoce el profundo miedo de Jacob y lo alienta con palabras que lo llenan de asombro y maravilla. “El Señor está en este lugar y yo no lo sabía”
¿De qué forma estas palabras tocan mi vida hoy?
Dios promete a Jacob, estar con él a donde quiera que vaya. ¿Qué tan consiente estoy de la presencia activa de Dios en este momento de mi vida?
¿Qué cosas me ayudan y cuales evitan que escuche la voz de Dios y responda al sueño de Dios para mí?
Mientras leo el pasaje de nuevo ¿Puedo dejar que la promesa  de Dios llene mi corazón de confianza en su amorosa compañía a donde quiera que vaya?
Jacob salió de Beerseba y tomó el camino de Harán. Llegó la cierto lugar y allí se quedó a pasar la noche, porque el sol ya se había puesto. Tomó como almohada una de las piedras que había en el lugar, y se acostó a dormir. Allí tuvo un sueño, en el que veía una escalera que estaba apoyada en la tierra y llegaba hasta el cielo, y por la cual los ángeles de Dios subían y bajaban. También veía que el Señor estaba de pie junto a él, y que le decía “Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tus descendientes les daré la tierra en donde estás acostado. Ellos llegarán a ser tantos como el polvo de la tierra, y se extenderán al norte y a l sur, al este y al oeste, y todas las familias del mundo serán bendecidas por medio de ti y de tus descendientes. Yo estoy contigo; voy a cuidarte por donde quiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No voy a abandonarte sin cumplir lo que te he prometido.”
Cuando Jacob despertó de su sueño, pensó: En verdad el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía.” Tuvo mucho miedo, y pensó: “Este lugar es muy sagrado. Aquí está la casa de Dios; ¡es la puerta al cielo!


“En verdad el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía.”  ¿Puedo escuchar como Dios me está llamando hoy? ¿Cómo respondo o quiero responder a su llamado?
Gloria al Padre. 
 Gloria al Hijo. 
 Gloria al Espíritu Santo. 
 Como era en un principio, 
 Es ahora 
 Y Siempre será 
 Por los siglos de los siglos. 
Amén. 

*Traducción de las oraciones y reflexiones para el día de hoy publicadas en http://www.pray-as-you-go.org/index.htm sitio web de los Jesuitas británicos.

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