domingo, 31 de julio de 2011

DOMINGO 31 DE JULIO: COMUNITAS MATUTINA


Lecturas de hoy
1. Isaìas 55:1-3
2. Salmo 144:8-18
3. Romanos 8:35-39
4. Mateo 14:13-21
Es el domingo XVIII del tiempo ordinario. Tambièn coincide este domingo con la fiesta de San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesùs. Las lecturas de esta celebración son:
1. Deuteronomio 30:15-20
2. Salmo 33
3. 1 Timoteo 1: 12-17
4. Lucas 9:18-26
Por lógica teológica y litúrgica las disposiciones de la Iglesia determinan que el domingo es el Dìa del Señor, lo que significa que prima sobre la fiesta del santo lo propio del DIES DOMINICUS, el Dìa del Señor consagrado por la tradición cristiana.
El texto del capìtulo 55 de Isaìas – primera lectura – es una invitación a disfrutar de la abundancia de Dios, de los bienes ilimitados que trae consigo la acción de Dios en la historia de la humanidad,consecuencia de la alianza: “Presten oído, vengan a mì, escuchen para que tengan vida. Yo harè con ustedes una alianza eterna, les cumplirè las promesas que por amor hice a David” (Isaìas 55: 3).
Les proponemos orar primero sobre las sequedades y esterilidades del mundo y de la vida, para hacer el contraste:
- Las múltiples manifestaciones del egoísmo y del pecado que secan el corazón humano.
- La esterilidad propia de quien no se deje fecundar por el amor, por la pasión de vivir, por Dios mismo
- Los vacìos y soledades de millones de seres humanos
- Las consecuencias esterilizantes de la guerra, de la exclusión social, de las hambrunas, de las decisiones injustas de muchos gobiernos y también de empresas y organizaciones
- La sequedad que dejan la sociedad de consumo, la cultura de lo fácil, el modelo “light” de humanidad
- La ausencia de sentido de trascendencia en tantos ámbitos del mundo
Què es lo que motiva a que estas realidades sean tan frecuentes en nuestro mundo y afecten negativamente a tantos seres humanos? Estamos nosotros participando de esto? Como causantes o padeciendo sus consecuencias? Còmo trabajar para que en el mundo haya fecundidad, enamoramiento de la vida, pasión por la humanidad, esfuerzo por depositar semillas de sentido, disposición para beber en los manantiales del Espìritu?
La intervención de Dios en la historia siempre es generadora de abundancias y de fecundidad, como lo evidencia la invitación de Isaìas en este texto. Primero nos implica en esta gratuidad que nos da sentido y esperanza, y nos hace conscientes de que el que se “meta” con Dios, con dedicación, con apertura, con generosidad, va a vivir – valga la redundancia – todos los efectos de la vitalidad que procede de El, que es lo que significa espiritualidad, tener experiencia del Dios vivo para convertirse constantemente en un mejor ser humano.
Esto fue lo que le sucedió a Ignacio de Loyola: de ser “soldado desgarrado y vano”, como èl mismo lo refiere en su autobiografía pasò a ser un hombre apasionado por el reino de Dios y su justicia. En la primera etapa de su vida, hasta los 30 años, su ideal estaba determinado por el poder, la búsqueda de prestigio social, asì lo practicaba en su vida militar y en la corte del rey, todo su esfuerzo se orientaba a esto. En mayo de 1521, en Pamplona (Navarra,España), defendiendo esta plaza del asedio de los ejércitos del rey de Francia, cae herido y esta lesión lo pone en la frontera de la muerte. Esta es la coyuntura que hizo posible que Ignacio dejara la lógica de lo estéril para ingresar en la abundancia de Dios. En adelante lo hizo de modo señalado y su pasión fue siempre el “Dios siempre mayor”, lo que traducimos como el MAGIS ignaciano, la búsqueda de màs y màs en el cumplimiento de la voluntad de Dios.
En la segunda lectura Pablo empieza preguntándonos: “Quien podrá separarnos del amor de Cristo?” (Romanos 8:35) Y màs adelante corrobora: “Porque tengo la certeza de que…..ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesùs,nuestro Señor” (Romanos 8:39)
Pablo ha vivido en ejercicio de su ministerio apostólico toda suerte de contradicciones, incompresiones, confrontaciones, todas ellas extremas, y todo como resultado de su entrega total al seguimiento de Jesùs y al anuncio de El como salvador y redentor. Su vida totalizada por Jesucristo. El Apòstol no es un hombre que se ande con medianìas, cuando fue fariseo lo hizo a tope, y una vez seducido por Jesùs también va al tope, y se pasa, porque es tal su experiencia espiritual y su comprensión de lo revelado por Dios en Jesucristo que lo traduce en la entrega absoluta de su vida a esa misión y en su apertura al Espìritu para dejarse fecundar por el Señor. Ninguna dificultad puesta por sus detractores, ninguna realidad humana, ningún obstáculo, tiene el suficiente poder para apartarlo de su Señor Jesucristo.
Asì también Ignacio de Loyola: Pablo cayò seducido por Jesùs en el camino de Damasco, Ignacio en la batalla de Pamplona. Despuès de esta “brusca” irrupción de Dios en sus vidas nada los hará dar pie atrás en este seguimiento. En ambos hay sobreabundancia de Dios, fecundidad, y espíritu seducido y enamorado. Ignacio designa con la expresión “conocimiento interno de Jesùs” todo el proceso de configurarse con El, de dejarse saturar del talante evangélico, de personalizar la relación con El, de identificarse con El en un 100 %, de dejar que todo en su vida sea el acontecer de Jesucristo, como Pablo.
En nuestra vida actual què realidades amenazan nuestra configuración con el Señor? Hay personas, situaciones, “prioridades”, experiencias que intentan separarnos de El? Las tenemos detectadas?:
- Afectos desordenados?
- Personas?
- Poder?
- Intereses económicos?
- Arrogancia?
- Relaciones?
- Estilos de vida?
- Presiones del ambiente social y familiar?
Teniendo en la mira a Pablo y a Ignacio dejemos que el Espìritu nos pregunte y provoque en nosotros confrontaciones de fondo, y – una vez màs – disposición para dejarnos fecundar como a estos dos pioneros del Evangelio.
Y el texto de Mateo nos refiere el milagro de la multiplicación de los panes y los peces: “Todos comieron y quedaron satisfechos” (Mateo 14: 20). Con este gesto Jesùs significa la abundancia presente en el Reino, una mesa servida en igualdad de condiciones para todos, incluyente en grado máximo, una generosidad desbordada del Padre para poner a cada uno su alimento.
Què nos dice esto en un mundo donde dolorosamente es tan posible la escasez? Vienen a nuestra mente y corazón las escenas dramáticas de Somalia y el cuerno africano donde una hambruna arrasadora azota a la mayoría de la población? Los derroches de la sociedad de consumo y los despilfarros de las abundancias egoístas en escandaloso contraste con estas gravísimas precariedades.
En nuestra vida, en la de los que integramos COMUNITAS MATUTINA, experimentamos abundancia de Dios? Nos sentimos servidos por El? Vivimos saturados de su presencia? O es un recurso sòlo para los momentos desesperados, para las situaciones lìmite? Còmo se da esto en nosotros? Somos multiplicadores de los bienes del reino, con gusto y con pasión nos dedicamos a generar dinámicas de “mesa servida”, de inclusión, de ser instrumentos de saciedad de Dios, de amor, de dignidad, de esperanza?
Ignacio de Loyola desde 1521 se dedicò a esto, sin restricciones, con una pasión desbordada por el nuevo Señor de su vida, hasta su muerte, ocurrida en Roma el 31 de julio de 1556. Ayudò a multiplicar panes y peces y a servir esta mesa con su experiencia que plasmò en los EJERCICIOS ESPIRITUALES, el método de crecimiento en el Espìritu a través de las herramientas del discernimiento, que han posibilitado a muchos hombres y mujeres en estos siglos crecer en los caminos de Dios y elegir modos de vida ajustados con la voluntad del Padre.
El 27 de septiembre de 1540 recibiò del Papa Paulo III la aprobación formal de la naciente Compañìa de Jesùs, su otra fecundidad que iniciò con el grupo de jóvenes con los que trabò relación durante sus años de estudio en Parìs: Francisco Javier, Diego Laìnez, Alfonso Salmeròn, Nicolàs de Bobadilla, Simòn Rodrìguez, Pedro Fabro, Claudio Jayo, Pascasio Broet, Nicolàs Codure.
Ignacio fue un multiplicador de los dones del reino. Muchos de los que hacemos parte de COMUNITAS MATUTINA vivimos en la espiritualidad ignaciana, y todos indudablemente deseos de superar nuestras sequedades para dejarnos fecundar por el Espìritu.
Cuàl es hoy nuestra acción fecundadora? A quienes nos lleva Dios para depositar las semillas de la vitalidad de Dios? En què ámbitos multiplicamos los dones del Reino? Nosotros mismos estamos dispuestos a que Dios se multiplique constantemente en nosotros? Multiplicamos estos beneficios de modo especial entre los màs requeridos de atención y de fecundar su dignidad?

Y terminando estas reflexiones para este domingo 31 de julio, digamos con San Ignacio de Loyola:
Tomad, Señor,
Y recibid toda mi libertad,
Mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad,
Todo mi haber y mi poseer,
Vos me los disteis,
A Vos, Señor, lo torno,
Todo es vuestro,
Disponed a toda vuestra voluntad,
Dadme vuestro amor y gracia,
Que esta me basta.Amèn.

Antonio Josè Sarmiento Nova,S.J.
Provincia Colombiana de la Compañìa de Jesùs
Pontificia Universidad Javeriana

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