viernes, 15 de julio de 2011

VIERNES 15 DE JULIO


Lecturas de hoy
1.      Exodo 11: 10 hasta 11:14
2.      Salmo 115: 12-18
3.      Mateo 12: 1-8
Memoria de San Buenaventura (franciscano, notable teólogo de la edad media)
Una oración especial por mi tía Gilma Nova de Martínez (hermana de mi madre), cumple hoy felizmente noventa años de edad. Unámonos a su acción de gracias a Dios con sus hijos Fabiola,Nelson,Pablo Antonio,Alvaro,Raúl, y en la memoria eterna con su esposo Pablo.
El capítulo 12 de San Mateo, cuyos primeros versículos se nos proponen hoy, refiere la actitud de Jesús ante la ley judía de observar rigurosamente el día sagrado del sábado, por encima de cualquier consideración humana: “Porque el Hijo del Hombre es Señor del sábado” (Mateo 12:8).
La ley religiosa de los judíos se presentaba a los creyentes de esta tradición como una obligación absoluta hasta el punto de poner al ser humano al servicio de la misma. En el judaísmo contemporáneo de Jesús esta era una mentalidad exacerbada, digamos fundamentalista, solo se salva quien cumple la ley – la Torah – hasta en sus más sutiles minucias, quien no proceda así está excluído tajantemente. En los relatos evangélicos – como en este – los maestros de la ley, escribas, fariseos, son los guardianes intransigentes de esta disposición.
Esto crea una actitud de:
-          Yo me salvo porque acumulo méritos y me justifico delante de Dios (parábola del fariseo y el publicano)
-          Yo soy superior a los demás porque cumplo estrictamente la ley
-          En consecuencia, los que no proceden como yo son personas despreciables, de condición inferior
-          La ley es absoluta
Las leyes, las normas, los ordenamientos jurídicos, tienen el sentido de salvaguardar el bien común, de proteger la dignidad de todos los seres humanos, de crear una institucionalidad favorable a los derechos y deberes de todos. Por eso se llama “derecho”, hacer las cosas al derecho para que todo ser humano sea garantizado en el ejercicio digno de su condición de tal. Esto quiere decir que la ley está al servicio de la humanidad, y no al revés.
Esto que se nos propone hoy es uno de los asuntos esenciales de la actitud de Jesús ante la religión judía y ante sus instituciones. No es un anarquista, un predicador del caos, pero sí es portador del anuncio de una nueva manera, sustancialmente nueva, de relacionarse con Dios y con todos los humanos, y esta está definida por la libertad en el amor. De tal manera que también la ley debe integrarse en esta lógica del reino de Dios y su justicia.
Por esta libertad de Jesús se escandalizan los judíos y le empiezan a considerar un hereje  y un heterodoxo, alguien que lesiona gravísimamente las tradiciones religiosas de Israel, lo que finalmente va a llevar a su condena a muerte. Por poner en el centro la relación del ser humano con Dios, la implicación amorosa de este con la humanidad, por esto incomoda hasta el extremo a los sacerdotes del templo y a los demás hombres religiosos del judaísmo.
También cambia la lógica de la autojustificación y de la acumulación de méritos para la salvación a la lógica de la justicia gratuita que nos comunica el Padre, sin méritos de nuestra parte. Y marca un impacto directo a la vanidad religiosa y moral, a eso que llamamos fariseísmo, palabra de connotaciones muy fuertes entre nosotros, y establece como prioridad al ser humano que humildemente se deja asumir por Dios, por su gracia, y en este acontecer se experimenta, creatura, amado, perdonado, reconciliado, salvado, liberado.
No hay nada más preocupante que un ser humano envanecido, pagado de sí mismo, desconocedor de la necesidad que tiene de los demás, del Otro que es Dios y de los otros. Esto se hace más inquietante si las razones de esta arrogancia son de carácter religioso y moral, especialmente por aquello de la observancia fundamentalista de la ley.
Jesús pone en tela de juicio esta actitud y transforma la prioridad oriéntandola a una ley que se pone al servicio del ser humano, como debe ser siempre en todos los ámbitos de la existencia. No se trata de despreciar lo institucional ni  lo legal pero sí de sanearlo en su raíz para que esté alimentado por un espíritu que le confiera su significado liberador y de genuina justicia.
Esta es la propuesta de oración para este viernes de julio.
Y una vez más, con el ánimo esperanzado de la mañana nos ponemos en manos del Señor, con el himno de Laudes de este viernes:
La noche, el caos, el terror,
Cuanto a las sombras pertenece
Siente que el alba de oro crece
Y anda ya próximo el Señor.

El sol, con lanza luminosa,
Rompe la noche y abre el día;
Bajo su alegre travesía,
Vuelve el color a cada cosa.

El hombre estrena claridad
De corazón,cada mañana;
Se hace la gracia más cercana
Y es más sencilla la verdad.

Puro milagro de la aurora!
Tiempo de gozo y eficacia:
Dios con el hombre, todo gracia
Bajo la luz madrugadora.

Oh la conciencia sin malicia!
La carne, al fin, gloriosa y fuerte!
Cristo de pie sobre la muerte,
Y el sol gritando la noticia.

Guárdanos tú, Señor del alba,
Puros,austeros, entregados;
Hijos de luz resucitados
En la Palabra que nos salva.

Nuestros sentidos, nuestra vida,
Cuanto oscurece la conciencia
Vuelva a ser pura transparencia
Bajo la luz recién nacida. Amén.
Con Monseñor Romero y con el Padre Arrupe entregamos en esta mañana a mi hermana Clarita y a todas las bellas personas de nuestra LISTA de COMUNITAS MATUTINA, para que el Señor Dios exprese en ellos y ellas su bendición sanadora y todos los dones de su amor y de su misericordia.
Damos gracias a Dios por la vida de la señora mamá del médico Javier Díaz del Castillo, fallecida ayer, y expresamos a Javier y a sus hermanos nuestra cercanía y solidaridad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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