domingo, 5 de junio de 2011

El Mensaje del Domingo, por Gabriel Jaime Pérez, S.J., Domingo VII de Pascua - Ascensión del Señor,





En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 16-20).


1. La Ascensión del Señor
Las lecturas bíblicas de este domingo [Hechos 1, 1-11; Salmo 47 (46); Efesios 1, 17-23; Mateo 28, 16-20], se relacionan con lo que decimos en el Credo: que Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, después de haber padecido, muerto y resucitado, “subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios Padre”.
Hay que entender lo que expresa esta fórmula en un sentido espiritual. No se trata de la subida física y espectacular a las alturas de un superhéroe como los de las historietas, el cine y la televisión, sino de un misterio que consiste en la exaltación o glorificación de Jesucristo, quien como nos dice san Pablo en la segunda lectura, después de haber descendido a la condición de los muertos fue resucitado por Dios Padre para hacerlo en su naturaleza humana plenamente partícipe de la gloria divina.
Y esto es precisamente lo que significa que nuestro Señor Jesucristo “está sentado a su derecha en el cielo”. No quiere esto decir que Él esté físicamente así sino que se trata de una imagen simbólica tomada de la costumbre que en aquella época tenían los reyes de hacer subir y situar junto a su trono a quien se había distinguido por el cumplimiento cabal de la misión que le había sido encomendada.

2. “¿Qué hacen ustedes ahí plantados mirando al cielo?”
Del relato de los Hechos de los Apóstoles podemos destacar aquella frase que oyen al final los discípulos de Jesús: “¿Qué hacen ustedes ahí plantados mirando al cielo?” Esta pregunta se dirige hoy como en tiempos de Jesús, a la mentalidad equivocada de quienes se quedan plantados en una religiosidad estática que, por quedarse mirando para arriba sin tomar conciencia de los problemas de la tierra, no lleva a la acción comprometida con  la construcción de una sociedad justa y equitativa.
Se trata por lo mismo de una invitación también a todos y cada uno de nosotros, para que nos pongamos en marcha con los pies en la tierra, dispuestos a colaborar activamente en la misión que Cristo resucitado le encomienda a su Iglesia: dar testimonio de Él “hasta los confines del mundo”, como dice Jesús en la primera lectura, tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles.

3. Día del Campesino y del Medio Ambiente, Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales y Semana de oración por la unidad de los cristianos
  • El domingo 5 de junio coinciden el Día del Campesino y el Día Mundial del Medio Ambiente. Sintámonos solidarios con los trabajadores del campo que hacen posible la producción de los alimentos y de muchos otros recursos necesarios para la vida humana, y asimismo reflexionemos sobre nuestro compromiso por la calidad de la vida contribuyendo a un  ambiente sano tanto en nuestros hogares como en los lugares de  trabajo y en los espacios públicos.
  • El domingo inmediatamente anterior a la fiesta de Pentecostés celebra también la Iglesia Católica la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, establecida por el Concilio Vaticano II para promover anualmente los valores éticos en el uso de los medios modernos de comunicación.
Cada año la Santa Sede señala para esta Jornada Mundial un tema específico, desarrollado en un breve mensaje. Para el año 2011, el tema es “Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital” El contenido completo del mensaje del Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales en este año puede encontrarlo el lector aquí .
En uno de sus apartes, dice el Papa: “… deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana. La red está contribuyendo al desarrollo de nuevas y más complejas formas de conciencia intelectual y espiritual, de comprensión común. También en este campo estamos llamados a anunciar nuestra fe en Cristo, que es Dios, el Salvador del hombre y de la historia, Aquél en quien todas las cosas alcanzan su plenitud (Efesios 1, 10). La proclamación del Evangelio supone una forma de comunicación respetuosa y discreta, que incita el corazón y mueve la conciencia; una forma que evoca el estilo de Jesús resucitado cuando se hizo compañero de camino de los discípulos de Emaús (Lucas 24, 13-35), a quienes mediante su cercanía condujo gradualmente a la comprensión del misterio, dialogando con ellos, tratando con delicadeza que manifestaran lo que tenían en el corazón”.
Finalmente, en la semana de oración por la unidad de los cristianos que comienza hoy y culmina el domingo de Pentecostés -la gran fiesta de la comunicación  humana lograda por el Espíritu de Dios que hace posible el entendimiento entre las distintas lenguas y culturas gracias al lenguaje del amor-, oremos también para que los medios de comunicación sean factores positivos de la unidad entre todas las iglesias que profesan la fe en Jesucristo.

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