jueves, 22 de diciembre de 2011

JUEVES 22 DE DICIEMBRE

Lecturas
1.     1 Samuel 1: 24-28
2.     Salmo 1 Samuel 2: 1-8
3.     Lucas 1: 46-56
“Porque el Poderoso ha hecho proezas y su nombre es sagrado. Su misericordia con sus fieles continùa de generación en generación. Su poder se ejerce con su brazo: derriba del trono a los potentados y ensalza a los humildes: colma de bienes a los hambrientos y despide vacìos a los ricos” (Lucas 1: 49-53).
1.     El texto de Lucas en este jueves es uno de los lugares màs ricos, evangélicamente hablando, del Nuevo Testamento. En boca de Nuestra Señora, el autor expresa unos de los elementos esenciales del proyecto de Jesùs, una reiterada decantación de la “subversión” introducida por el Señor en la historia de la humanidad. El camino no es el del poder, ni de la riqueza material, ni de la exaltación jerárquica de unos sobre otros. Se trata de destacar al pobre, tanto en su sentido sociológico – el que carece de lo necesario para una vida digna -, como en su sentido bíblico – el que se siente necesitado de Dios y de su realidad liberadora – para dar sentido a su vida.
2.     Marìa reúne en ella estos dos aspectos: mujer del pueblo, marginal, plenamente confiada en su Dios, en quien descubre el beneficio mayor que dignifica su humanidad y la de todos en el mundo, con énfasis en aquellos a quienes se les niega la posibilidad de sentarse a la mesa de la vida.
3.     Es esto “pobrerismo”, incitar a la lucha de clases, fomentar desavenencias sociales?  Mirèmoslo en oración y constatemos que la división ya ha sido introducida por el pecado humano de la inequidad y de la exclusión. Esto no es voluntad de Dios, procede de hombres y mujeres que encarnan esto en un modelo social y económico abiertamente contrario al plan original de solidaridad y de reconocimiento de las iguales razones de dignidad inherentes a toda persona.
4.     No se trata de consideraciones lastimeras para con la inmensa pobrecìa del mundo. El asunto evangélico va por el lado de la restauración constante y creciente de su valor en cuanto seres humanos.
5.     Tambièn el Magnificat es una voz profética que se indigna con esta desaforada avalancha de consumismo en Navidad ( y siempre) que olvida la belleza de la vida sobria, de la que sabe compartir, de la que promueve el encuentro y la construcción de vínculos como modo permanente de nuestros proyectos de vida.
6.     No se trata de empoderar a los pobres para ejercer una venganza sobre los ricos. Se trata de liberarnos a todos de  aquello que genera en cada uno vanas satisfacciones, autosuficiencias, arrogancias, para dar paso al ser humano que se deja llenar de Dios y, por lo mismo, se deja llenar del prójimo, cualquiera sea su condición, para construir un mundo que signifique la paternidad del Padre de Jesùs reflejada en una manera de vida inspirada por el diálogo, por el respeto a la diferencia, por poner todo los talentos al servicio de esta causa, por el manejo libre y solidario de los bienes materiales.
7.     Hagamos hoy nuestro propio Magnificat, en el que recojamos todas las bendiciones del Señor en 2011, e identifiquémonos con Marìa, tan libre, tan teologal, tan humana, tan gozosa del acontecer de Dios en su vida.

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