jueves, 8 de diciembre de 2011

Jueves 8 de diciembre.

Buenos días.
Las lecturas del día.
http://lecturadeldia.com/Jueves.htm

Mientras estoy aquí, en esta silla, el latido de mi corazón, el flujo de mi respiración, los pensamientos de mi mente, son todos signos de la continua creación de Dios en mí.
Hago una pausa, y tomo conciencia de esta Presencia en mi interior.

"En estos dias, Dios me enseñó como un maestro de escuela a su pupilo" (San Ignacio).
Me recuerdo que hay mucho que Dios desea aun enseñarme, y pido la gracia de escucharlo y de aprender.

En la seguridad que Dios me ama incondicionalmente,
recuerdo honestamente lo hecho en el día anterior, lo sucedido y mis sentimientos.
Tengo algo que agradecer? Doy las gracias...
Hay algo que lamento? Pido perdón...

Lucas 1, 26-36
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin." Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.
  • El mensaje del ángel dejó a María confundida. La estaba llevando a un camino desconocido, hacia una vida llena de riesgos. Ella acepta voluntariamente aceptar esos riesgos, y confiar en la invitación de Dios.
  • Imagino que estoy visitando a María cuando llega el ángel. Observo y escucho sin aliento su conversación, como si nunca la hubiese oído antes. Cuando el ángel desaparece me quedo con María. Mi corazón está lleno de admiración por ella, mientras acepta la tarea que Dios le encomienda.
  • Cuando dejo a María y llego a mi casa, llevo sus palabras en mi corazón, y ruego que las pueda repetir cuando Dios me pida algo a mí. “Que se cumpla según tu palabra”. Pido ser sensible a los ángeles que me puedan salir al encuentro hoy día.
Siento que reacciono en alguna forma al orar con la Palabra de Dios? Me siento desafiada(o), confortada(o), enojada(o)?
Imagino a Jesús sentado o de pie, a mi lado; le hablo sobre mis sentimientos, como al mejor de los amigos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amen

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