lunes, 12 de diciembre de 2011

Lunes 12 de diciembre.

Buenos días.
Las lecturas para hoy:
http://lecturadeldia.com/Lunes.htm

Lo que está presente en mí, es lo que influye en mi accionar.
Medito sobre la constante Presencia de Dios,
con su gran Amor hacia mí, en medio de tantas otras presencias que me alejan de El.
Hago una pausa y rezo para que yo permita a Dios que guíe mis decisiones ... en este preciso momento ...

Muchos países sufren hoy las agonías de conflictos y guerras. Inclino mi cabeza y agradezco mi libertad. Ruego a Dios por todos los prisioneros y cautivos.

Cómo me siento en realidad? Bien? No tan bien?
Puedo estar muy en paz, feliz de estar aquí...
También puedo sentir frustración, preocupación o enojo...
Asumo cómo estoy en realidad. Es el yo real el que Dios ama...

Mateo 21:23-27
Jesús entró en el templo y se puso a enseñar. Se le acercaron los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo y le preguntaron: ¿"Con qué autoridad haces eso? ¿Quién te ha dado tal autoridad"? Jesús les contestó: "Yo a mi vez os haré una pregunta, si me la respondéis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan, ¿de dónde procedía?, ¿de Dios o de los hombres"? Ellos discutían la cuestión: Si decimos que de Dios, nos dirá que por qué no le creímos; si decimos que de los hombres, nos asusta la gente, porque todos tienen a Juan por profeta. Así que respondieron a Jesús: "No sabemos". Él les replicó: "Pues tampoco yo os digo con qué autoridad lo hago".

Dios está ocupado en nuestro mundo, tratando de conseguir que la gente vea claramente. Como los sacerdotes y los mayores, ¿evado a veces la verdad de lo que Jesús está tratando de decirme? Le pido a Jesús que me haga ser una persona que dice la verdad. Incluso las pequeñas mentiras y engaños deberían estar ausentes de mi habla.

La autoridad puede ser mal usada, incluso entre la gente cercana a Dios. Jesús empleó su autoridad divina no para dominar, sino para servir. Jesús, cualquiera sea la autoridad que tengo, permíteme usarla en el amante servicio de los que me rodean.


Que sucede en mí, mientras rezo?
Siento consuelo, preocupación, indiferencia?
Imagino a Jesús mismo sentado o de pie, a mi lado,
y comparto estos sentimientos con Él.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amen

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