miércoles, 28 de septiembre de 2011

MIERCOLES 28 DE SEPTIEMBRE


Lecturas
1.      Nehemías 2: 1-8
2.      Salmo 136:1-6
3.      Lucas 9: 57-62
El asunto fundamental del camino cristiano es seguir a Jesús, confiando plenamente en que lo que El nos propone es una ruta de libertad, de realización en el amor, en la que nuestra condición humana encontrará su totalidad de sentido y de trascendencia.
Este criterio es esencial a la hora del discernimiento que nos lleva a decidirnos por este proyecto. Es un seguimiento radical, sí, pero es  liberador y altamente potenciador del ser humano. Hacer esta aclaración es muy importante porque en algunos contextos de iglesia se ha confundido el ir tras los pasos de Jesús con una profunda deshumanización, dando más importancia a los cumplimientos jurídicos, a las formalidades, al peso de las autoridades que a la gozosa conversión que lleva a seguir con esperanza este proyecto del Evangelio.
En este buen sentido entendemos el texto del evangelio de hoy, que, desde luego, hace exigencias de carácter radical: “El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62). Con esto Jesús se refiere a la condición de entrega total del ser a esta causa, sin medianías en la donación. Asumir que la vida tiene todas las garantías de plenitud siguiéndolo a El implica que todo lo que somos se dedica sin reservas, esto no es cuestión de “un rato”, justamente porque la pretensión del Señor es asumir todo el ser humano, salvarlo y liberarlo todo, y llenarlo de su bienaventuranza.
Pero es preciso reiterar que esta es una totalidad en positivo, en creativo, en constructivo. Es muy saludable considerar las cosas así porque – ya lo decíamos antes – cierto tipo de interpretación deficiente de esta invitación ha llevado a graves distorsiones en la vida de quienes se han empeñado en ello: disminución de la libertad, sumisión a autoridades que manejan indebidamente su posición, disminuciones notables en la normalidad psicológica y emocional, y otras taras que no son compatibles con la Buena Noticia.
Quien se la juega toda por Dios y por Jesús se la juega también por la humanidad, por una humanidad libre, digna, realizada, solidaria. Esto en contraste con tantas realidades de deshumanización, muerte, menoscabo del sentido de la vida. En nombre de la paternidad de Dios Jesús nos proyecta a la construcción de una historia donde todos los humanos encontremos el camino de la trascendencia y allí vivamos todo lo que nos configura como dignos hombres y mujeres.
Esto demanda seguirlo sin rodeos, entregando todo, confiando plenamente en que este es el Señor que no defrauda. Es un Dios que demanda totalidad en la entrega pero al mismo tiempo confía en la libertad adulta, en la madurez del sujeto, en la sabiduría con que se empeña todo, y que se complace justamente en esta modelación de una humanidad íntegra y feliz. De Dios no proceden deseos de formar seres apocados, distraídos de la realidad.
Consideremos en nuestra oración de hoy esta invitación de Jesús, es exigente porque nos plantea rupturas liberadoras, renuncia a realidades que hipotecan nuestra autonomía, despojo de afectos desordenados. Consideremos hoy nuestro estado, nuestra disposición para aceptar esta invitación, la actitud en la que estamos para implicarnos totalmente en lo que El nos ofrece. Y hagámoslo en un clima de confianza plena, este es el Señor que nos falla.
Y al implicarnos, sintamos que el Espíritu suscita en nosotros la conciencia de ser profundamente humanos, normales, sanos, realistas. Y decidámonos a estar siempre con El.
Y presentemos con renovado ánimo a todos nuestros hermanos y hermanas de LA LISTA para que sean acogidos por el buen Dios y por todas sus bendiciones de salud, de paz, de dignidad, de humanismo. Con dos seguidores tan señalados como lo fueron el Padre Arrupe y Monseñor Romero hagamos nuestra ofrenda matinal al Padre. Amén.

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