sábado, 10 de septiembre de 2011

SABADO 10 DE SEPTIEMBRE


Lecturas
1.      1 Timoteo 1: 15-17
2.      Salmo 112: 1-7
3.      Lucas 6:43-49
En el calendario litúrgico de la Compañía de Jesús hoy es la memoria del Beato Francisco Gárate,S.J. (1857-1929), beatificado por Juan Pablo II en 1985.
Las cartas de Pablo a Timoteo y Tito se conocen como las cartas pastorales, porque fueron dirigidas a los primeros pastores de la Iglesia. Son orientaciones prácticas para la vida de las comunidades, como los criterios de discernimiento para tratar a quienes enseñan falsas doctrinas, las cualidades de los líderes, la consideración cristiana del éxito, cómo mantenerse fieles al Señor Jesucristo al inculturarse en los contextos de su época.
En el texto de la primera lectura, Pablo recuerda su vocación con gratitud  y se refiere a la solidez del mensaje que se le ha confiado: “Esta doctrina es segura y debe ser aceptada sin reservas: Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1: 15). Como todo lo que está consignado en sus escritos, Pablo no está hablando “de memoria” o por salir del paso, es su fuerte convicción de lo realizado en Jesucristo lo que le lleva a escribir esto, como tantos otros testimonios que abundan en sus cartas.
A partir de este texto lo que les propongo es que oremos sobre el arraigo de nuestras convicciones cristianas, preguntándonos sencillamente cómo andamos en esto, y cómo es el proceso interior para cultivarlas. Tener convicciones sólidas no equivale a ser fundamentalista, intransigente, o despreciar, e incluso atacar, las creencias de los demás.
Un cristiano genuino es abierto ,dialogante, ecuménico, y esto es parte esencial de la identidad. Tengamos en cuenta todos los males causados por la intolerancia política, religiosa, ideológica, y pongámonos en la orilla opuesta, la de Jesús, para construír vínculos saludables entre todos los seres humanos, propiciando encuentros y espacios de reconocimiento, disfrutando de la diversidad.
El texto de Lucas nos remite a dos asuntos: uno, el de la bondad o maldad que se anidan en el corazón: “El hombre bueno saca el bien del buen tesoro de su corazón; y el hombre malo, de su mal corazón saca lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla su boca” (Lucas 6: 45); otro, justamente es el de la solidez y los fundamentos: “Es semejante a un hombre que, al edificar su casa, cavó hondo y la cimentó sobre roca. Vino una inundación, y el río de desbordó contra esa casa; pero no pudo destruírla, porque estaba bien construída” (Lucas 6: 48).
Trabajemos hoy en la pureza del corazón, en la rectitud de las intenciones, en la transparencia, y dejemos que el Espíritu elabore en nosotros una interioridad purificada y moldeada por El; así mismo, miremos a los demás siempre con una óptica prístina, sin juicios ni condenas, ni deseos de manipular.
Y que esto sea una de las expresiones de nuestra reciedumbre creyente, como la casa edificada sobre roca: vigorosos, consistentes, y, dentro de ello, siempre dialogantes.
Sigamos aplicados en nuestra oración, y apliquemos nuestras intenciones por:

-          Laura Hoyos de Arango, en Manizales.
-          Beatriz Ricaurte de Mattos, en Bogotá Clínica Shaio.
-          Clarita Sarmiento Nova, en Bogotá.
Y tomemos la LISTA, con cariño reconociendo a cada una de las personas inscritas y ofrezcámoslas al buen Dios que siempre las bendice, las sana, las fortalece, con la recomendación de Monseñor Romero y del Padre Arrupe. Amén.

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