jueves, 17 de noviembre de 2011

JUEVES 17 DE NOVIEMBRE

Lecturas
1.     1 Juan 3: 3-18
2.     Salmo 33:2-11
3.     Lucas 6:27-38
El seguimiento de Jesús siempre implica un “plus” en el estilo de vida. De ahí la insistencia en que esto no se puede quedar en una tranquila pertenencia institucional o en el cumplimiento de normas, prácticas rituales, y creencias. Es una manera de ser que aspira a  totalizar la persona, y el origen de esa pretensión es el mismo Dios.
Miremos, como ayer miércoles, a esa inmensa legión de hombres y mujeres que han sido testigos martiriales de esta fe, a los muchos que han enfrentado las máximas contradicciones y conflictos por seguir a Jesús, a los que han empeñado todo su ser por estas convicciones. Esto es mucho más que una religión, desborda con creces el estilo de muchos creyentes que apenas se acomodan en confortables religiosidades sin señalarse en estas lógicas de abnegación y de ofrenda de la vida.

Veamos un aspecto concreto de este “plus”.
Oremos a partir del texto evangélico de hoy, con un asunto tan exigente como es el de perdonar a los enemigos: “Pero a Ustedes que me están escuchando les digo: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los calumnian” (Lucas 6: 27-28). Preguntémonos sinceramente cómo resuenan estas palabras en nuestro interior: tenemos algún rencor pendiente? Un deseo de venganza? Tendemos a defendernos o a seguir la misma conducta de quien nos ofende? Armamos un sistema de autojustificación ante estas realidades?
En su libro “Espiral de violencia”, el santo obispo Helder Cámara analizaba de una manera muy sencilla la cadena de hechos que llevan a que unos se enemisten con otros, simplemente verificando cómo una ofensa conduce a una respuesta similar, hasta que esto se convierte en un “modus operandi” que no tiene fin. Esto es lo que está en la raíz de los conflictos étnicos, de las persecuciones políticas o religiosas, de las violencias ancestrales en países como el nuestro, de las rencillas familiares, de los conflictos de pareja.
Perdonar no sucede de buenas  a primeras.  Esto requiere de un trabajo espiritual de profundidad. Apertura a la gracia de dios, proceso psicológico de “desarme”, ponderación de los alcances benéficos del vivir en paz, revisión de las motivaciones más profundas de nuestro ser, ruptura con el modelo de “si tu me haces, yo te hago”, y transformación del corazón.
Qué sintió Jesús en la cruz? Qué experimentó Monseñor Romero cuando lo acusaban de dejar infiltrar el marxismo en la iglesia salvadoreña?  El Padre Arrupe cuando veía la desconfianza de muchos hombres de iglesia ante su servicio de gobierno en la Compañía de Jesús?  Qué sentimos nosotros cuando alguien nos ataca o nos implica injustamente?
Oremos a partir de estas palabras del Señor: “Ustedes amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio; así su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo. Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso” (Lucas 6: 35-36).
En el último número de la revista SEMANA (edición 1542, 14 a 21 de noviembre 2011), el caricaturista Vladdo en la sección “Vladdomanía”, dice: “Vladdomanía se ha sorprendido al ver tantos cristianos felices por la muerte de un guerrillero”.
Qué pensar y sentir de esto?  Indudablemente Alfonso Cano, Gadafi, Jojoy, Raúl Reyes, y tantos otros, no fueron personas benéficas para la sociedad porque se empeñaron en atentar contra la vida y el bien común, pero resulta clarísimo que en el cristianismo genuino, el propio, el de Jesús, no el de las versiones ideologizadas de los fundamentalistas, alegrarse por el mal ajeno no representa un valor y más bien habla negativamente de quienes así se manifiestan, porque se implican en la misma cultura de violencia y muerte que dio origen a estas personas.
Lo cristiano es buscar la reconciliación, el diálogo, la superación del conflicto, resarcir las víctimas, propiciar la justicia, sanar las heridas, y trabajar de la mano con el Señor para erradicar las causas de los procederes violentos y destructivos. Jesús en la cruz es el relato más contundente de esto que es un imperativo de Dios para nuestra conciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog