martes, 15 de noviembre de 2011

MARTES 15 DE NOVIEMBRE


Lecturas
1.     2 Macabeos 6:18-31
2.     Salmo 3:2-7
3.     Lucas 19: 1-10
Lo que para Zaqueo era curiosidad de conocer a Jesús, ante los muchos comentarios que de El escuchaba,se le convirtió en la gran oportunidad de su vida, pues el Maestro al verlo subido en un árbol lo interpeló: “Zaqueo, baja enseguida porque hoy tengo que hospedarme en tu casa” (Lucas 19: 5).
En la lengua nativa de Ceilán (hoy Sri Lanka, en Asia) existe un término que es “serendip” para designar un hallazgo casual que genera gran sentido y felicidad. Este vocablo pasó al inglés como “serendipity”, definido por el diccionario Oxford como: “la facultad de hacer – por casualidad – descubrimientos afortunados e inesperados”.
Para Zaqueo, el encuentro con Jesús fue “serendipity”, porque este cobrador de impuestos, tenido por pecador público, trepó al árbol para saber quien era ese hombre del que todos hablaban, unos con admiración, otros con indignación porque les ponía en tela de juicio su estructura religiosa y moral.
El que iba por novelería salió convertido: “Señor, la mitad de mis bienes la doy a los pobres, y si engañé a alguno, le devolveré cuatro veces más” (Lucas 19: 8).
Nos sorprende Jesús planteándonos exigencias que transforman nuestra mentalidad y nuestra  manera de vivir?  Más bien: nos dejamos sorprender por El? O somos cristianos de rutina habituados a “marcar tarjeta” con una que otra práctica religiosa pero sin descender a una manera de vida radicalmente nueva y libre?
Una de nuestras insistencias en COMUNITAS MATUTINA es que el ser discípulo de Jesús no se queda en la tranquila membresía en una institución prestadora de servicios religiosos sino en un seguimiento vital, que es inscribir la propia vida en la de El, haciendo nuestras sus opciones, adoptando su manera de relacionarse con el Padre y con los hermanos, rompiendo con la comodidad y la instalación, despojándonos de los afectos desordenados, superando la egolatría religiosa, y estando siempre en plan de descubrir con gozo la novedad suya en nuestra historia personal y comunitaria.
Cuando me ordené sacerdote – hace 28 años y 4 meses – el maestro espiritual que me ayudó a prepararme para ese momento me decía que no me acostumbrara a la misa de cada día, que no hiciera de ella un ritual repetitivo, sin vida, sin contenido. Aún me estremezco al recordar esas palabras y pido a Jesús que sea “serendip” para mí, haciendo posible que lo halle siempre con nuevas energías, iniciativas, propuestas, para que el asunto del Evangelio sea cada día en mí el acicate para emprender con pasión la aventura de vivir.
Muy sencilla, y al mismo tiempo densa, esta historia de Zaqueo, el hombre que se dejó sorprender por Jesús. Estamos en la misma tónica?

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