martes, 29 de noviembre de 2011

MARTES 29 DE NOVIEMBRE


Lecturas
1.      Isaías 11: 1-10
2.      Salmo 71: 1-17
3.      Lucas 10: 21-24
“Pero retoñará el brote de Jesé, de su cepa surgirá un vástago, sobre el cual se posará el espíritu del Señor: espíritu de sensatez e inteligencia, espíritu de valor y de prudencia, espíritu de conocimiento y respeto del Señor” (Isaías 11: 1-2).
1.      Fundamentamos nuestra esperanza en líderes pasajeros, que siempre llegan con promesas de cambio y en no pocos casos terminan poniendo el poder al servicios de sus intereses y de los de sus grupos de referencia, olvidando el bien común y los requerimientos de los tradicionalmente marginados?
2.      O, más bien, desarrollamos la sutileza crítica, de raigambre espiritual, para relativizar inteligentemente el culto a los poderosos de turno, cualquiera que sea su orientación ideológica?
3.      El texto de Isaías está proponiendo un perfil ideal de la esperanza de Israel, el Mesías: nos llega eso a lo profundo para tener una mirada de esperanza que va más allá de gobernantes, potentados, exitosos, para poner toda nuestra confianza en la incondicionalidad de Dios? Es esta una preocupación de nuestro camino espiritual?
“En aquella ocasión, con el júbilo del Espíritu Santo, dijo Jesús: Te doy gracias, Padre, señor de cielo y tierra, porque , ocultando estas cosas a los entendidos, se las has revelado a los ignorantes” (Lucas 10: 21-22)
1.      Captamos la lógica de sabiduría contenida en estas palabras de Jesús, orientadas a destacar la actitud de los sencillos, de los humildes, como condición de posibilidad para entender el reino de Dios y su justicia?
2.      Recordemos que no es en la vanidad ni en los sentimientos de superioridad donde prospera Dios, la humanidad que se fundamenta en El, la sabiduría esencial.
3.      Lo anterior nos debe llevar a saber relativizar – ejercicio de sensatez y autonomía – todo lo que somos y tenemos: condición social,conocimientos académicos, destrezas profesionales, realidades que adquieren significado trascendente si se ponen al servicio de ese ideal superior que encontramos trazado en el proyecto de Jesús.
4.      Pensemos en alguien que nos haya llegado hondo justamente por su manera de ser coherente, sobria, discreta, abierta a Dios, atenta a los seres humanos, con la mirada más allá de lo banal, y descubramos allí un relato evangélico, humano, que posiblemente nos abra perspectivas liberadoras.
5.      Consideremos qué bueno y satisfactorio es no “cargar ladrillos” a las presiones sociales, a los imperativos de la apariencia. Por el contrario, dirijamos nuestra mirada a la sabiduría de los sencillos, de los mínimos, allí está indudablemente Dios, y también la posibilidad de la auténtica felicidad.
“Somos ricos en proporción al número de cosas sin las cuales podemos vivir” (Henry David Thoreau).

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