sábado, 12 de noviembre de 2011

SABADO 12 DE NOVIEMBRE


Lecturas
1.     Sabiduría 18: 14-16
2.     Salmo 107: 2-3;36-37 y 42-43
3.     Lucas 18: 1-8
No tengo certeza sobre el día exacto de noviembre 2010   en que nació COMUNITAS MATUTINA, pero pudo ser el 12 o 13, unos días después de enterarnos en mi familia de la enfermedad de mi hermana Clarita. La idea surgió en una conversación telefónica con mi prima Toñita Nova, residente en Caracas. Si alguno-a de Ustedes conserva esos primeros mensajes nos podrá dar el dato exacto. Lo importante es que estamos cumpliendo en estos días un año de salir diariamente al ciberespacio, y por eso debemos dar gracias a Dios, dedicando un tiempo de este sábado a repasar lo que ha significado en la vida nuestra y si ha sido un aporte para el crecimiento en el camino de seguir a Jesús.
La coyuntura que provocó esta comunidad fue la oración por mi hermana Clarita, cuyo diagnóstico de salud desde el primer momento fue muy preocupante, y a ella se fueron uniendo muchas intenciones de Ustedes y de otras personas que han querido vivir esta experiencia de comunión.
 LA LISTA es grande en cantidad y calidad, todas son persona entrañables, totalmente inscritas en los más hondos afectos de los integrantes de COMUNITAS. Unas ya han sido llamadas por el Señor al encuentro definitivo, la mayoría siguen entre nosotros, convocándonos al afecto, a la solidaridad y a la confianza en Dios.
La parábola que refiere Jesús en el texto evangélico de hoy tiene que ver con las intenciones que nos animan, es la parábola del juez injusto y de la viuda insistente, que comienza con estas palabras: “Para inculcarles la necesidad de orar siempre sin desanimarse, Jesús les contó esta parábola…….. “ (Lucas 18:1), y más adelante: “Fíjense en lo que dice el juez injusto. No hará, entonces, Dios justicia a sus elegidos que claman a El día y noche? Los hará esperar? Yo les aseguro que les hará justicia inmediatamente. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, encontrará fe en la tierra?” (Lucas 18: 6-8).
COMUNITAS MATUTINA nació para orar por hermanos enfermos, por personas necesitadas de apoyos especiales para su vida, y también para apoyar nuestros procesos de evolución espiritual y de maduración en la fe. Ambas cosas requieren de constancia y perseverancia, como en el caso de la viuda que insiste a tiempo y a destiempo al juez desalmado, que termina por hacerle caso.
A Dios no le podemos programar las decisiones, porque El sabe cómo y a quien concede sus dones. En nuestra esperanza, bien intencionada, aspiramos a que estas oraciones ayuden a que nuestros enfermos sanen y retornen a la normalidad de sus vidas y al disfrute del afecto de familia y amigos. Pero en muchos casos la salud del cuerpo no viene. Significa esto que Dios desoye nuestros clamores? Probablemente en muchos momentos, viendo a nuestros seres queridos sufrir, nos puede venir una tentación de desconfianza y de rebeldía contra El. Humanamente esto es muy comprensible.
Dios no es un dispensador automático de milagros, pero sí es la gran provocador de una mejor y más excelente humanidad, a través de todo lo que El nos revela en Jesús. Es costoso – y lo estoy diciendo desde mi más honda experiencia personal y familiar – entender esto de la fragilidad humana patente en un ser queridísimo, como mi hermana Clarita, como sus familiares y amigos de Ustedes, y ver cómo la enfermedad desgasta.
Pero – y aquí pongo la mano en mi corazón – los invito a superar esta lógica inmediatista y a ver esta realidad desde esta clave de perseverancia en la oración. A través de esto estamos creciendo y haciéndonos mejores personas? Nos sentimos más libres y más dispuestos para el amor? Nuestra constancia orante se traduce en que entendemos – trascendiendo los datos meramente racionales – el sentido de estas limitaciones que tanto nos cuesta aceptar?
El Padre Dios sí responde, corramos el riesgo de asumirlo así, y responde causando en nuestros enfermos una transformación de fondo , sustancial, que los va configurando con Jesús, y en ellos nos habla también de la sabiduría esencial de la vida, que hace posible romper con aparentes prioridades que no son decisivas para el buen vivir, que estorban para esta madurez. Tengamos en la mira que este crecimiento de ellos también nos implica a nosotros.
 Esta es la atención de Dios a nuestra perseverancia en el orar: estos sufrimientos no son estériles, son “el grano de trigo que cae en tierra y la fecunda”, lo que surge de aquí es un ser humano trascendente, amoroso, cargado de sentido y esperanza. Esta sigue siendo la aspiración de COMUNITAS MATUTINA, un año después de su nacimiento.

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