martes, 2 de agosto de 2011

MARTES 2 DE AGOSTO

Lecturas de hoy
1. Números 12:1-13
2. Salmo 50: 3-13
3. Mateo 15:1-2 y 10-14.
Es la memoria del Beato Pedro Fabro, del grupo de jóvenes que acompañó a San Ignacio de Loyola en la fundación de la Compañía de Jesús.
En la lectura de Números, el Señor legitima el ministerio profético de Moisés, a raíz de unos comentarios que contra él han hecho sus hermanos María y Aarón: “Escuchen mis palabras: cuando entre ustedes hay un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños;no es así con mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos. A él le hablo cara a cara: en presencia, no con enigmas,y él contempla la figura del Señor. Cómo se han atrevido a hablar contra mi servidor Moisés?” (Números 12:6-8). El relato concluye con la intercesión de Moisés ante el Señor para que sane a María, que ha sido afectada con lepra, como resultado de su maledicencia.
Ha sido muy frecuente el descalificar a los profetas, es parte de las implicaciones de su misión: perseguidos, incomprendidos, calumniados, ofendidos, muchos llevados a la muerte martirial, como Monseñor Romero, como los grandes profetas bíblicos. Su servicio es “retribuído” así por parte de quienes no soportan la fuerza de la profecía, la confrontación de su conciencia, la denuncia y el anuncio de un orden de vida plena en Dios que socava la mezquindad de muchos.
Estamos atentos al ministerio de los profetas? Tenemos apertura de corazón y de mente para escuchar, acatar, su palabra? O más bien nuestra postura es la de descalificarlos porque los consideramos peligrosos? Tenemos mirada de fe para descubrir la profecía de Dios en personas y situaciones de la vida?
Moisés no entra en plan de desquite sino que intercede para que María sea sanada. Los-as profetas son de Dios, en consecuencia, son gratuitos como El, generosos como El, misericordiosos como El, no hay en ellos-as la cortedad de miras para la venganza, sino la docilidad para vivir en la abundancia de Dios y participarla a otros, sin límites como es lo propio de la iniciativa divina.
Somos personas dispuestas al perdón? Estamos abiertos a purificar nuestro corazón de rencores y reivindicaciones destructivas? Presentamos generosamente a Dios las personas que nos hacen daño? Desarrollamos un estilo propicio para la reconciliación y el encuentro que construye vínculos y supera ofensas?
El texto de Mateo nos presenta una de las confrontaciones de Jesús a los fariseos y maestros de la ley, a propósito de la observancia rigurosa de la misma, cuando estos se escandalizan porque los discípulos, según ellos, quebrantan las tradiciones de los mayores. A esto Jesús responde: “No contamina al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella” (Mateo 15:11) y :”Déjenlos: son ciegos y guían a otros ciegos. Y, si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en un pozo” (Mateo 15: 14).
Para la mentalidad judía, extremadamente rigurosa en materia del cumplimiento de la ley, el pecado se da por infracción de la misma no por la intención surgida del ser humano, de su interioridad. Para Jesús, es justamente la intencionalidad y la actitud las que contaminan. Este es el punto sustancial de diferencia.
Somos esclavos de leyes y normativas, las practicamos de modo intransigente sin estar convertidos al amor de Dios? Sometemos a otros a estos cumplimientos sin darles posibilidad de superación? O estamos conscientes de que estas leyes y normativas están al servicio del ser humano y deben ser asumidas en clave de Dios y de rectitud de intención? Está nuestro corazón intoxicado por la soberbia religiosa y moral? O humildemente asumimos que necesitamos de Dios para que elimine de nuestra interioridad toda arrogancia?
Con esto tenemos suficiente recurso para la oración de hoy.
Y ratifiquemos ante el Señor nuestra voluntad de ser solidarios con todos nuestros hermanos de LA LISTA siendo solícitos con ellos y orando por el rescate de su salud y de su plenitud interior, siempre con Monseñor Romero y el Padre Arrupe como intercesores.Por Jesucristo, Nuestro Señor.Amén.

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