miércoles, 31 de agosto de 2011

MIERCOLES 31 DE AGOSTO


Lecturas
1.      Colosenses 1: 1-8
2.      Salmo 51: 10 – 11
3.      Lucas 4: 38-44
El relato de Lucas refiere el poder sanador de Jesús, en ese contexto de los milagros como señales del nuevo orden de vida instaurado por El. Esto es parte esencial de su misión:”También en las demás ciudades debo anunciar la buena noticia de Dios , porque para esto he sido enviado” (Lucas 4: 43), precedido por: “….. y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba” (Lucas 4: 41).
Si hay algo claro en el ministerio de Jesús es fuerza restauradora de la vida, la comunicación de la vitalidad procedente de Dios, y la capacidad de generar esperanza y sentido, con el anuncio de la Buena Noticia, el Evangelio.
Cómo ser nosotros sanadores y comunicadores de las buenas nuevas de Dios? Cómo ser portadores de sentido para la vida de tantas personas que andan a la expectativa de razones para vivir? Hay tantas malas noticias, tantos motivos para el desencanto: somos conscientes de esto y nos dejamos retar por lo que esto significa proponiendo la contrapartida esperanzadora?
La apatía de muchos seres humanos, lo mismo que los fracasos reiterados, también el poder destructor del mal, pueden llegar a descomponer la humanidad, y ponerla en trance de absurdo. En esto debemos ser muy realistas, pero al mismo tiempo dóciles al Espíritu para descubrir las razones esenciales para una existencia significativa y trascendente.
Dios, a través de Jesús, nos quiere como instrumentos de salud, de dignidad, de vida. El trabajo es re-encantar a las personas, la dinámica social, el hábitat, con posibilidades reales de sentido. Todo esto ha sido el trabajo de nuestro referido teólogo de ayer, Jürgen Moltmann, entre tantos-as apasionados-as por el proyecto de Jesús.
Propongo la tarea de mirar alguna zona “desencantada” de nosotros, o de alguien cercano, y empezar una tarea de recuperación, de sanación, no ingenua, afianzada en la realidad, pero también en el proyecto de plenitud que nos trae Jesús.
Cómo llevar nosotros una vida, como la de los cristianos de Colosas, a quienes San Pablo dijo: “Damos gracias a Dios, Padre de nuestro señor Jesucristo, y rogamos sin cesar por Ustedes, al tener noticia de su fe en Cristo Jesús y de su amor para con todos los creyentes” (Colosenses 1: 3-4).
Preguntémonos si con nuestra mentalidad y actitudes contagiamos de pasión por Dios y por la vida o si somos personas disolventes, tóxicas. Tengamos presente que hay muchos milagros por hacer, todo el tiempo, el de nosotros mismos, asumidos por Dios en el Señor Jesús, y el de la gente con quienes compartimos la vida, para construír con ellos y ellas ámbitos de vitalidad y de dinámicas pascual.
Esto es lo que queremos hacer con todos estos hermanos y hermanas de LA LISTA, una comunidad totalmente esperanzada por la Buena Noticia anunciada por El, una comunidad de sentido, una comunidad segura de que en la experiencia de Dios se arraiga una nueva manera de vivir, definitiva, legitimadora de toda nuestra humanidad y capaz de superar las contradicciones con las que nos enfrentamos a diario.
Ignacio Ellacuría dijo: “Con Monseñor Romero, Dios pasó por El Salvador”, un trabajador de la dignidad, un sanador del tejido social, un profeta de la esperanza. En esta mañana, él y el Padre Arrupe nos ayudan a presentar a todos estos hermanos ante el Padre para que sean sanados y bendecidos. Amén.

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