domingo, 14 de agosto de 2011

SABADO 13 DE AGOSTO


Lecturas de hoy

1.      Josué 24:14-29

2.      Salmo 15:1-11

3.      Mateo 19:13-15

En coherencia con la lectura de ayer, del libro de Josué, el pueblo israelita, consciente de la predilección de Dios  (Yahvé) por ellos y de todas las evidencias de salvación y libertad, decide optar por este camino y asumir todos los compromisos que esto implica: “Lejos de nosotros abandonar a Yahvé para servir a otros dioses. Porque Yahvé nuestro Dios es el que nos hizo subir, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, y el que delante de nuestros ojos obró tan grandes señales……” (Josué 24:16-17) y más adelante: “A Yahvé nuestro Dios serviremos y su voz atenderemos” (Josué 24:24).

En el proceso de la vida vamos adquiriendo muchos “dioses”, realidades que absolutizamos y a las que vamos hipotecando nuestra libertad, como también lo hiciera Israel; creemos que allí se halla el verdadero significado de la vida y a la postre encontramos que en esas experiencias sólo hay pérdida de humanidad, disminución a anulación del sentido de la vida, esclavitud. Si nuestra vocación es a la libertad, a una existencia plena en el amor y totalmente cargada de significado trascendente, se impone una apertura radical a la intervención de Dios en nosotros, El siempre optando por nosotros, por toda la humanidad, y dejando ver que su opción es su compromiso incondicional con todo lo que sea para nosotros realización, liberación de idolatrías, plenitud, vida trascendente.

Esto es lo que viven los israelitas y lo que asumen con entera responsabilidad: si Yahvé los eligió, ellos eligen a Yahvé. Dios es para nosotros un recurso ocasional cuando sentimos que la vida nos pone en los límites? Podríamos decir que sólo acudimos a El en las emergencias? O hemos desarrollado la aptitud de “leer” a Dios en todos los hechos de nuestra historia y esa lectura nos lleva a constatar esa presencia constante, creciente, sanadora, liberadora? Y por lo mismo nuestra decisión es que El es el principio y fundamento de nuestra vida y eso nos hace permanecer gozosamente fieles a El a su voluntad?

Y algo más: cómo en esto ser religiosa y espiritualmente saludables, ecuánimes, es decir: cómo no incurrir en el fanatismo y fundamentalismo de tantas personas y grupos que invocan a Dios como la esencia de su vida? Cómo hacer compatible la experiencia de una humanidad equilibrada, realista, implicada en la historia con esta opción fundamental? Cómo dar un mensaje que nos haga relevantes en estos contextos donde el ser humano pierde tanto sentido de vida y donde Dios es utilizado como recurso para justificar alienaciones, injusticias, falsas concepciones de su voluntad?

El evangelio nos indica una pista: “Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque de los que son como estos es el Reino de los Cielos” (Mateo 19:14). Es una invitación que nos hace Jesús a despojarnos de pre-juicios, de actitudes complejas en su autosuficiencia, de elaboraciones tan “sofisticadas” que nos alejan de Dios, del reino, de tanta estructura mental que nos puede impedir una sencillez de corazón para acceder a El “en vivo y en directo”.

Pongamos también en nuestra oración de hoy estas preguntas para constatar si nuestra interioridad es demasiado alambicada o si estamos dejando que el Espíritu haga de nosotros seres libres, esenciales, abiertos, humildes, con la capacidad de captar lo esencial del reino de Dios y su justicia.

Y en esta misma perspectiva mantengamos vigente nuestro compromiso de orar por todas las personas de LA LISTA y de presentarlos a Dios con esa misma simplicidad de espíritu a la que nos invita Jesús, haciendo valer la importancia que tiene cada uno-a de estos hermanos para nosotros y confiando en el Señor para que los haga destinatarios de sus bendiciones, siempre animados por el testimonio creyente de Monseñor Romero y del Padre Arrupe.

Durante estos tres días – 13 a 15 de agosto – los jesuitas de Colombia estaremos en un encuentro fraterno para evocar nuestra historia, para discernir el presente, para proyectarnos al futuro. Les pedimos una oración por nosotros para que seamos fieles a la forma como San Ignacio captó al Señor Jesús y para que la hagamos vigente en nuestra misión apostólica en Colombia.

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