domingo, 9 de octubre de 2011

DOMINGO 9 DE OCTUBRE

Lecturas 
  1. Isaìas 25:6-10 
  2. Salmo 22:1-6 
  3. Filipenses 4:12-14 y 19-20 
  4. Mateo 22:1-14 
Es el domingo 28 del tiempo ordinario. 
En la lectura de Isaìas destaca la invitación a un banquete, significación de que en el Señor se trascienden todas las aflicciones que afectan nuestra vida y nos disminuyen el sentido de la misma: “un festìn de manjares suculentos, un festìn de vinos de solera, manjares enjundiosos, vinos generosos” (Isaìas 25: 6). Bajo la figura de la mesa que se sirve con generosidad el profeta expresa que Dios llama sin excepción a participar de todas las posibilidades que de El provienen para superar todo lo destructivo, lo injusto, lo pecaminoso, todo lo que siembra desencanto. Dios mismo es el servidor de este banquete en el que El se encarga de volver a configurar la existencia humana en los caminos de la salvación . 
Esto se dice en el contexto de las inmensas aflicciones de Israel. A partir de esto podemos mirar què sufrimientos, què situaciones de crisis, tienen impacto negativo sobre nosotros en este momento de nuestro andar por la vida. Es totalmente comprensible que esto tenga una influencia disolvente sobre todos nuestros ideales y esperanzas, y nos vuelva tristes, con bajo nivel de ideales y pasión por la vida. Pero tengamos presente que Dios entra en nosotros como la abundancia de vida, sin lìmites, y que no escatima de su parte el màs mínimo esfuerzo para darle un nuevo significado a todo lo que somos y hacemos, aùn en medio de todo lo que nos aflija: “El Señor enjugarà las làgrimas de todos los rostros y alejarà de la tierra entera el oprobio de su pueblo – lo ha dicho el Señor – (Isaìas 25: 8).  
Este es el màs profundo asunto que interesa a la humanidad, el del sentido de la vida. Nos sentimos llamados a la felicidad, a la realización de nuestras aspiraciones, al amor, a la libertad, y nos tropezamos con las inevitables evidencias de la precariedad, que no depende de nosotros evitarlas. La enfermedad, la frustración de algunos proyectos, el abandono, las consecuencias del mal, la soledad, el vacìo afectivo, la muerte, son realidades siempre posibles para nosotros. Interrogantes de siempre que han estado presente en el trabajo de filósofos, teólogos, humanistas, y en las inquietudes cotidianas del ser humano que se plantea a fondo estas cuestiones. 
La jugada maestra de la vida, expresión que es muy sugerente, consiste en tener còmo afrontar el reto de dar un significado trascendente a nuestra historia, a nuestra biografía, a nuestros deseos de vivir significativamente, siempre desarrollando un realismo responsable ante todo lo precario y frágil de nosotros. Y este es un proceso que hay que asumir conscientemente. 
Desde la fe cristiana, y desde las tradiciones religiosas, se tiene la convicción de que la vida del ser humano no se agota en el sin sentido ni concluye en el absurdo. Afirmamos la certeza en la trascendencia definitiva y en la consumación plena y feliz en Dios, que asume todo lo doloroso, todo lo débil, todo lo acabado, y lo reconstruye integrándolo en El mismo en una plenitud sin lìmites. Esta es la oferta definitiva que El nos hace en Jesucristo. 
Sin embargo, es tal el alcance de la libertad, que hay muchos que rechazan la propuesta de Dios. Este es también un asunto esencial para considerar , el de las posibilidades de nuestras decisiones de aceptación o de rechazo. Esto es lo que el evangelista Mateo propone en la parábola del banquete de bodas: “El reino de Dios se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Despachò a sus criados para llamar a los invitados a la boda, pero estos no quisieron ir………. Pero ellos se desentendieron. Uno se fue a su finca, el otro a su negocio; otros agarraron a los criados, los maltrataron y los mataron” (Mateo 22: 2-3;5-6).  
Què pensar y sentir de quien es halagado con una invitación generosa, y se niega a la misma con actitudes violentas y desagradecidas? Es una pregunta también profunda para plantearnos el gran asunto de la responsabilidad del ser humano ante su propia vida cuando se trata de asumir esto del sentido y de la invitación a una manera de vivir determinada por Dios como principio y fundamento. Dios nos ha dotado de la capacidad de decidir a favor o en contra de El. Este es uno de los asuntos teológicos y antropológicos de gran densidad que se proponen en los capítulos iniciales del libro del Genèsis. 
Esta es la historia de la humanidad: narrativas de bien, de dignidad, de amor, de de rectitud, de solidaridad, de justicia, de caminar en la presencia de Dios, pero también narrativas de rechazo, de violencia, de desorden, de ignominia, de muerte, de ruptura de la armonía original de la creación. 
En el texto de Mateo se dice que: “Despuès dijo a sus criados: el banquete nupcial està preparado, pero los invitados no se lo merecían. Por tanto, vayan a las encrucijadas y a cuantos encuentren invítenlos a la boda(Mateo 22: 8-9).  Irrumpe este elemento de la lógica de Dios que convoca a quienes, al menos aparentemente, no eran merecedores de la participación en el banquete de las nupcias del hijo del rey. En la mentalidad religiosa de Israel era muy claro que sòlo los que observaban con rigor la Ley eran favorecidos por Dios, a partir de los mèritos acumulados por lo que a la postre, a la luz de Jesùs, hemos venido a entender como una vanidosa autojustificaciòn; todos los demás no eran tenidos en cuenta, ni los pecadores públicos, ni los pobres, ni las mujeres, ni todo el que tuviera un estigma moral.  En cambio, el nuevo estilo que entra en la historia con Jesùs acoge a todos,  y hace trizas el esquema religioso-moral de los judíos. 
Esto hace parte de las màs poderosas razones para la esperanza. Cuàntos hombres y mujeres son rechazados en lo social, en lo étnico, en lo religioso, en lo moral?  Cuàntos han  padecido y tienen què padecer las consecuencias de unos dictámenes excluyentes que clasifican el mundo en buenos y malos, cuando a menudo muchos de los buenos verdaderamente deben estar en el otro bando por su orgullo y su complejo de superioridad que desprecia y condena? 
Estas son las preguntas clave que nos sugiere la Palabra de este domingo. La parte final del texto de Mateo nos deja estremecidos porque hace alusión a alguien que no fue encontrado digno de estar en el banquete, porque no tenía el traje de bodas, entonces es arrojado de la sala. Podemos pensar que entra en contradicción esta actitud con la ya referida de acogida sin distinción, incluyente y generosa en grado sumo. 
Pensemos en que se trata del ser humano que definitivamente se niega a recibir el don de Dios, de salvación y liberación. Nuevamente es el gran misterio de la libertad. Porque somos testigos de historias hermosísimas de misericordia, de aceptación humilde de la vida que ha sido pecaminosa pero de recepción de la acción transformadora del Padre en el Señor Jesùs, como lo refieren los mismos relatos evangélicos y como la vida misma nos ha permitido experimentarlo.  
De esta misericordia quiere el Padre que nos sirvamos sin medida, y por ello nos inscribe para siempre en la esperanza que hace posible Jesucristo, como lo destaca la segunda lectura de este domingo: “Pues mi Dios, según su riqueza y esplendidez, colmarà sus necesidades por medio de Cristo Jesùs (Filipenses 4:19).  

Antonio Josè Sarmiento Nova,S.J. 
Provincia Colombiana de la Compañìa de Jesùs 
Pontificia Universidad Javeriana 
9 de octubre de 2011

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