jueves, 13 de octubre de 2011

JUEVES 13 DE OCTUBRE

Lecturas 
  1. Romanos 3: 21-30 
  2. Salmo 129: 1-5 
  3. Lucas 11: 47-54 
Ante el texto del evangelio de hoy cabe preguntarse: 
  • Si hemos desarrollado el fino sentido espiritual para captar a los profetas, la lógica de lo profético, lo que habla en nombre de Dios anunciando la nueva manera de vivir que viene de El y lo que denuncia todo cuanto está alejado de ese proyecto. 
  • Si rechazamos a los profetas porque nos parecen “desajustados” del sistema establecido, inconvenientes, incómodos, ponen el dedo en la llaga. 
  • Si facilitamos a otros el acceso al reino de Dios y su justicia con el testimonio de nuestra vida, con la apertura al diálogo, con el reconocimiento de la diversidad, pero especialmente con la manera como nuestra vida es un relato del Dios liberador. 
  • O si, por el contrario, somos personas que impiden a otros esta entrada porque los llenamos de impedimentos, prohibiciones, y nuestra vida carece de capacidad persuasiva. 
Las palabras de Jesús resuenan exigentes: “Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán. Pero Dios va a pedir cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo” (Lucas 11: 49-50) y: “Ay de ustedes, expertos en la ley, que se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y tampoco han dejado entrar a los que querían hacerlo (Lucas 11: 52). 
Qué gratificante es, desde el punto de vista evangélico, que sepamos interpretar los signos de los tiempos y las voces proféticas de la historia: el clamor de dignidad de los pobres, las invitaciones al diálogo y al respeto por lo diverso, los cuestionamientos al autoritarismo y las invitaciones al servicio, la disposición para salir de nuestros encerramientos y abrirnos al mundo, el sentido de lo humano, la genuina espiritualidad, el trabajo por la justicia, la participación en la construcción de una sociedad justa, el proceso constante de conversión. 
Qué difícil se hace la vida cuando las personas y los grupos se cierran al cambio, se tornan fundamentalistas y dogmáticos, pagados de sí mismos, convencidos de que la suya es la única verdad, soberbios, viendo en el diferente una amenaza para sus seguridades, y si oyen hablar de justicia y de respeto a los derechos humanos entonces acusan a quienes así proceden de ser personas nocivas para el sistema, como hicieron en los años setenta con la profecía de Monseñor Romero en El Salvador, incluso gentes de iglesia, o cuando Herodías pidió la cabeza de Juan El Bautista. 
Qué constructivo es encontrarnos con personas afables, disponibles, capaces de escuchar, guías en el camino del Reino, que Dios pone en nuestro camino para ayudarnos a descubrir el Evangelio, fraternos, solidarios, portadores de la Buena Noticia.  
Qué antipático resulta encontrarnos con gente cuyos mapas mentales son los de las prohibiciones y los reglamentos sin humanidad, verticales, ensimismados en su creerse los buenos y santones, despreciando a quienes no viven sus niveles de perfección (¿????). 
Estos son los interrogantes que Jesús nos formula para la oración de este día. Para curarnos en salud San Pablo nos recuerda en la carta a los Romanos que: “Pues estoy convencido de que el hombre obtiene la salvación por la fe y no por el cumplimiento de la ley. Y Dios, lo es sólo de los judíos? No lo es también de los paganos? Sí, también de los paganos, ya que uno solo es el Dios que salva a cuantos tienen fe, estén circuncidados o no” (Romanos 3: 28-30).  
Esta afirmación paulina es un interrogante de fondo a la vanidad religioso-moral de los judíos y de cuantos se sienten justificados y merecedores del don Dios, gracias a la acumulación de sus “buenas obras” y a los méritos que estas comportan. Pero resulta que la justicia salvadora de Dios viene por gratuidad y no por merecimientos. 
Y además, como si fuera poco, el Dios revelado en Jesús tiene la resuelta intención de abarcar a toda la humanidad en su proyecto de vida y plenitud, rompiendo las fronteras del elitismo judío. Esto sí es una profecía de marca mayor! 
Somos personas dóciles al don de Dios, a su gratuidad justificadora? Persuadidos con Jesús de que todos los seres humanos son destinatarios de su misión y de su beneficio salvador?

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