lunes, 17 de octubre de 2011

LUNES 17 DE OCTUBRE


Lecturas
1.      Romanos 4: 20-25
2.      Salmo Lucas 1: 69-75
3.      Lucas 12:13-21
La traducción de la que tomamos las lecturas bíblicas – Biblia del Peregrino de Luis Alonso Schöckel – titula el pasaje evangélico de hoy CONTRA LA CODICIA. Contiene la respuesta que da Jesùs a un hombre que reclamaba porque su hermano no compartìa la herencia con èl: “Atenciòn, guárdense de cualquier codicia, que, por màs rico que uno sea, la vida no depende de los bienes” (Lucas 12: 15).
Ayer, domingo 16, los medios de comunicación nos traìan la noticia de las protestas de los INDIGNADOS en muchos lugares del mundo, en reacción ante el modelo económico neoliberal que sigue concentrando la generación de riqueza en los grandes conglomerados financieros y productivos, con la contrapartida de màs pobreza, màs dificultad para acceder a los beneficios fundamentales como salud, educación, vivienda, seguridad, empleo. Una estadística de las últimas semanas nos dice que en Colombia hay 16 millones de personas que viven por debajo de los indicadores mínimos vitales, es decir, en pobreza que clama al cielo.
Cuando se tocan estos asuntos hay personas que se mortifican en alto grado porque consideran que son reflexiones que desestabilizan la dinámica social, surgidas de un espíritu “revolucionario”, que atenta contra el sistema, asignando la culpa de las mismas a los izquierdistas de siempre, empeñados en desconocer las bondades del sistema.
Tengamos presente que Juan Pablo II en su magisterio social, nada sospechoso de estas tendencias, hizo grandes cuestionamientos al modelo socioeconómico vigente y, en palabras suyas, lo calificò de “capitalismo salvaje”. Cuando instalò en Puebla (Mèxico) la III Conferencia General de Obispos de Amèrica Latina, en enero de 1979, se refirió a la “hipoteca social” que pesa sobre la propiedad privada, enseñando sobre la responsabilidad ética y humanista que pesa sobre los bienes abundantes que no pueden ser concebidos como exclusivos de un propietario, individuo o institución, cuando millones de seres humanos viven en la indignidad.
Què es la codicia? A esto Jesùs hace una advertencia contundente aludiendo al hombre del ejemplo que pone èl mismo en este texto: “Necio, esta noche te reclamaràn la vida. Lo que has preparado, para quien será? Pues lo mismo es el que acumula para sì y no para Dios” (Lucas 12: 20-21). Asumamos esta severa propuesta de Jesùs màs allà de ideologías, que si de izquierda, que si de derecha, tomèmosla por el lado sencillamente humanista y, para nosotros, seguidores de Jesùs, en la visión del Evangelio. El bien fundamental es la dignidad del ser humano, el que se reconozcan sus derechos, las garantías de equidad y de inclusión, la posibilidad de que todos participen en igualdad de condiciones de la mesa de la vida. Por què 16 millones de colombianos no pueden hacerlo? Por què en los países del Africa negra, como Somalia, Sudàn, Camerùn, Mali, Tchad, la inmensa mayoría de sus pobladores viven en la miseria?
En la oración de este lunes consideremos la dinámica  pecaminosa de la codicia, de la acumulación egoísta de bienes materiales, de la insensibilidad ante las necesidades de varios miles de millones de habitantes del planeta? Cuàl es  esa perversión que lleva a estos extremos de escandalosos contrastes? Hay un problema de fondo que està presente en el corazón humano que no mira màs allà de su propio beneficio, una corruptela radical anidada en el núcleo de las motivaciones, de las intenciones, de las actitudes, que es justamente ese corazón, y esta malignidad se traduce en los modelos y en las políticas económicas, en los esquemas de beneficio, en las estructuras que “organizan” la distribución de los bienes.
Es apenas natural que en esta oración nos miremos nosotros mismos en este aspecto: somos acumuladores profesionales de dinero, de bienes materiales? Cuàles son nuestros criterios determinantes en este aspecto? Nos sentimos llamados a la solidaridad y esto lo plasmamos en conductas especìficas y efectivas de compartir lo nuestro dejando atrás la actitud codiciosa?  O desarrollamos una religiosidad de piedad individualista sin consecuencias sociales?  Hacemos parte de la indignación que recorre hoy el mundo o nos quedamos en nuestros cómodos refugios de bienestar?
Quien està en el fondo de estos retos es el mismo Señor Jesùs, razón de nuestra fe cristiana, que, desde Dios y desde el ser humano, nos invita a una nueva manera de ser. “La vida no depende de los bienes”, nos advierte El con claridad! La vida depende del amor, de la capacidad de trascender, de la donación de la propia vida, de la apuesta por la dignidad de los seres humanos, de la solidaridad vivida y practicada dìa a dìa.

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