lunes, 24 de octubre de 2011

LUNES 24 DE OCTUBRE

Lecturas
1.      Romanos 8: 12-17
2.      Salmo 67: 2-7 y 20-21
3.      Lucas 13: 10-17
Leamos el texto del evangelio de este lunes y pensemos  en cuántas veces la intransigencia de los “guardianes de la ley” niegan a muchas personas la posibilidad de un servicio, de una atención adecuada, de una respuesta satisfactoria a sus expectativas y necesidades. Así está ordenado, es el argumento tajante! Y pidamos al Espíritu que suscite en nosotros sensibilidad profunda ante la dolorosa realidad de los rechazados, a quienes se les cierran las puertas con violencia y con desprecio.
El simple hecho de venir a una oficina para hacer una diligencia importante, probablemente relacionada con algo indispensable para el buen vivir, y la consabida mala atención, la primacía de las leyes sobre la persona y la actitud indelicada de quienes atienden carentes de de delicadeza y de respeto.
Recogemos a todas estas personas en la mujer a quien Jesús dice: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad” (Lucas 13: 12), y esta rechazada por los observantes religiosos de Israel es aceptada por Jesús y restaurada por su poder sanador y dignificante, gesto que indignó al jefe de la sinagoga porque contravenía la ley de cumplir rigurosamente con el descanso del “sabat”.
Es mayor la indignación de Jesús con su respuesta: “Hipócritas! No suelta cada uno de ustedes su buey o su burro del establo en sábado para llevarlo a beber? Y a esta, que es una hija de Abraham, a la que Satanás tenía atada hacía dieciocho años, no convenía soltarla de su atadura en sábado?” (Lucas 13: 15-16).
Jesús manifiesta la total aceptación de Dios al ser humano, especialmente al rechazado, y por eso pasa las fronteras de la ley para dar prioridad a la persona, como se detecta en todo el Evangelio.
Hemos incurrido en la tentación de poner las leyes por encima de las personas? Nos hemos esclavizado de normas y reglamentos y les hemos quitado su carácter de ordenadores del bien común y de promotores de la dignidad, haciendo de ellos fines y no medios? Nuestra vida está condicionada por el cumplimiento sin corazón?
Trabajemos en la oración este relato y veamos la actitud de Jesús que sana a la mujer, la redime, la integra, la dignifica, la promueve, la acepta, y al mismo tiempo confronta el servilismo legal del jefe de la sinagoga.
Y dejemos que el Espíritu fluya en nosotros mirando con detenimiento a tantos hombres y mujeres que necesitan ser atendidos, escuchados, curados, pero que no cumplen con los “requisitos legales”. Qué hacemos con ellos? Los lanzamos a las tinieblas exteriores a que se sigan consumiendo en su desgracia? O corremos el riesgo de adoptar el mismo estilo de Jesús y nos hacemos libres de esas presiones y condicionamientos para hacer valer por encima de todo la dignidad humana?
En esta perspectiva miremos lo que dice San Pablo hoy en la carta a los Romanos: “Pues bien, Ustedes no han recibido un Espíritu que los haga esclavos, para caer de nuevo en el temor, sino que han recibido un Espíritu que los hace hijos adoptivos y nos permite clamar ABBA, es decir, PADRE” (Romanos 8: 15). Cómo es de esperanzador saber que hay un Padre dispuesto a ejercer su paternidad con todos los seres humanos, cuando hay tantas negativas y orfandades! Y el Espíritu que nos envía el Padre es para nosotros causa de libertad en Jesucristo.
Dejémonos llevar por el Espíritu en esta mañana, y dispongámonos a ser libres como el Señor Jesús.

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